martes, 10 de julio de 2012

Un Musical





Parece que nos hubieran estado llamando con campanillas y que se hubieran guardado el plato fuerte para el último momento.
Ahora que los proyectos e ilusiones afloraban como el coser y el cantar, llegan las “buenas noticias” que no suponen mas que nuevos dolores de cabeza.

“Bienvenida al mundo de los mayores”
No hacia mas que repetirme la ultima frase que él siempre solía decirme y que tras el anuncio de “volver a empezar” de El Corte Ingles, tanto coraje me daba.
Habíamos pasado un año sin pena ni gloria entre la rutina de tu propio sobreesfuerzo a cambio de las palmadas en la espalda a los demás, que llegado a un punto pensante frío y critico, no eran mucho mas que tu si les quitabas los incentivos y las ayudas extras, que una no recibirías ni en sueños. Habían fomentado las ilusiones de unos elegidos estelares, para hundir sin querer queriendo a los que se les llenaba la boca y el cuerpo con cada día que les tocaba moverse. Habían conseguido que a todo eso se le dijera adiós y se le pusiera el punto final en un gran teatro, al que me tuve que resignar a no volver a pisar.
Entonces se abrían las otras opciones, las que surgen de tanta monotonía, rutina y enfados acumulados, para darles alegría y rienda suelta a la imaginación. Y ya que esta todo casi preparado, a falta del pistoletazo de salida, aparece ella. Con sus letras bien puestas y llenas de dulzura y amor por el arte, para ponerte la miel en los labios… esa que a veces es tan agridulce y que guarda tantas cosas detrás, y te cuenta que tras aquel “Homenaje” se escondía un señor con nuevos proyectos que ha propuesto a la compañía un musical. Te sigue explicando que la compañía se va quedando cota y que debería de ampliarla con nuevos bailarines bien formados, con grandes dotes de entusiasmo e ilusión además de la técnica. Y entonces lo suelta: Evita y tú, sois las nuevas elegidas, quiero contar con vosotras.
Nunca imaginé a mamá con el baúl a cuestas como si fuera la Pantoja, ni lo quiero la verdad, menos aun cuando enero me pita los oídos con tanta fuerza que a veces hasta duele. Pero estamos hablando de bailar, estamos halando de un musical con gente que sabe, que lleva en ese mundo mucho tiempo y estamos hablando de que me han señalado con un dedo para ser parte de ello. Es como tener 8 años de repente y que te elijan para ser la princesa protagonistas de la obra de teatro del colegio (aunque a mi me gustaba mas hacer de bruja por aquella época).

¿Y ahora que hago?
¿Soy realista y pongo a mi orgullo herido durante todo este año y digo que no, siguiendo hacia delante con los proyectos que ya habíamos montado?
¿Digo que sí y vuelvo a casa todos los días enfadada con el mundo porque no es lo que esperaba?
¿Acarreo con todos los proyectos que aparecen en mi vida para adelante como siempre, a “costa de lo que sea”?

Si lo sé, si sé (tu que me conoces y me lees) que será lo que acabe haciendo hasta que vea peligrar lo que es mas importante. Sé que hablare con ella, veré las condiciones las sopesare y el poco tiempo libre que me tenia para mi misma, lo acabare invirtiendo en aquello que ellos me exijan. Y cuando vea que no puedo mas, o que las cosas se ponen feas para lo que estos meses que ahora me vienen, necesitan de mí y mi mente fría, tendré que decir hasta aquí y dejarlo todo, muy a mi pesar, en ese margen del que quizás, nunca debieran haber salido.

Esperaremos a hablar y ver lo que ocurre.

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