Hoy me reconozco un poco egoísta.
Entre tanta lágrima desbordada sobre cuatro ruedas, al llegar a mi destino y coger las cuatro cosas que necesitaba para el taller de "chapa y pintura" que estas fiestas obligan, reconozco que esperaba que vinieras a salvarme.
Papá me preguntó qué pensaba cuando justo al marcharnos, giraba la cabeza mirando al fondo. Como siempre contesté que nada, pero mentí.
Lo cierto es que esperaba que aparecieras por esa esquina y vinieras rápida como sólo tu eres a erizarme la piel como me ocurre cada vez que te veo.
Esperaba que aparecieras para enseñarme lo libre que eres cuando vuelas a mi alrededor y por aquellos campos.
Esperaba que al llegar, pudiera pedirte que me ayudaras a conseguir mi unico sueño y que tanto trabajo me viene costando, para que con tus alas transparentes pudieras llevarlo por todo el mundo y difundirlo... para que viniera alguna gracia divina o vete a saber qué y lo hiciera realidad, o al menos, para hacerme creer eso.
Esperaba tu preencia para sentirla como un abrazo, de esos calidos, que no aprietan mucho pero se sienten profundos.
Esperaba que vinieras con tus colores a cuestas para borrar en dos segundos lo blanco y negro que me vienen pintando mis dias.
Esperaba que si aparecías,me hicieras sentir que cada noche escuches mis súplicas y eres partícipe de cada lagrima que me baña la mejilla al pensar que mi reloj de arena cae en saco roto.
Pero lo cierto fue que no apareciste, y yo lo sentí, aun cuando no tenia derecho alguno a pedirte o esperar nada.
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