Se cansaba de arrastrar su "yo". Ese yo que a veces aparece y niega cualquier tentativa a remontar la existencia.
Quería ser como todos.
Ilusionarse con algo, sonreír, tener ganas de vivir y disfrutar. Acallar su mente, sus pensamientos, su alma.
Llevar lo imaginado a la realidad.
Qué fácil habría sido por ejemplo, no pensar. no indagar en nada. Abandonarse en la sencillez de los analfabetos. Creer, no cuestionar, dejarse impresionar por el canto de un pájaro, por la risa de un niño, por el llanto de un anciano. Mirar alto y encontrar en las estrellas muertas la luz de la vid.
Pero te sientes lejos de todo, de la verdad y la mentira.
Te sientes en medio de dos parrafos, haciendo funambulismo en la destemplada cuerda de un limbo, a años luz de la tierra.
Un protozoario vagabundeando perdido en un mundo de gigantes.
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