Sabía que había crecido por miles
de cosas que me pasaban a diario y que no entraban dentro de los planes de una
niña de colegio. quizás, no escuchar la dichosa cancioncita del anuncio de
corticoles de El Corte Ingles, también era una señal de que había pasado el
tiempo, aunque no los sentimientos: sigo teniéndole el mismo coraje a la
canción de las narices.
Sin embargo, era día 10 y yo seguía
con las mismas rutinas que cualquier niño de colegio, aunque con ciertos
matices:
El día uno, cuando todos vuelven
de sus vacaciones, era cuando yo comenzaba las mías… o lo que pudiera quedar de
ellas. Cada niño en su casa comienza a sacar las ropas de la temporada anterior
para ver cuanto ha crecido y lo que necesitara para el próximo curso… por suerte
o desgracia, ese ritual para mi solo tiene que ver con la moda (qué se lleva
del año pasado y qué no; cuánto puedo adquirir nuevo, y cuánto no… obviamente
unas botas nuevas son necesarias para mi propio bienestar jeje).
El caso es que mientras cada niño
saca su uniforme, yo hace un par de días que he puesto una lavadora con todos
mis pijamas (porque sí… yo trabajo en pijama, el sueño de mas de uno) a 30º y
lavados con un poco de lejía desinfectante; y los he guardado todos en mi caja
de tela hasta el próximo año.
Hacia tiempo que lo de reservar
los libros era algo olvidado, pues llevaba con los mismos casi tres años, y mis
deberes pasaban por unos cuantos esquemas que me clarificaran los temas que
solo me producían aperturas de boca, lagrimas por bostezos y dolores de cabeza
monumentales (materno el que mas).
Mi camino a la biblioteca no era
muy distinto al de ellos: unos auriculares con música potente para despejarme
con cierta energía, un paso ligero y 20 minutos andando hasta llegar a esa sala
inmensa donde al entrar, uno reza para que no haya follón. Un recreo de a penas
15 minutos para ir al servicio, beber un zumo y no mediar palabra con nadie.
Y por las tardes, las clases
extraescolares, como puede ser mi medicina llamada “contemporáneo” y las lecciones
y test preguntados por papá en la mesa de la cocina.
Su meta esta en junio, la mía
mucho mas próxima, pero ambos tenemos la misma ilusión de pasar de curso
limpios y poder disfrutar de unas pequeñas vacaciones. Ellos sentirán que han
crecido porque al año siguiente cambiaran de curso, de ciclo, de colegio o
incluso pueden que vayan a la universidad. Yo me sentiré mayor porque dejaré de
estudiar durante 2 años y trabajaré más de un mes y medio.
Algo mas acorde a mi edad…
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