Hay cosas que no se creen si no
son vistas, e incluso habiéndolas visto, resultan demasiado incoherentes.
A lo mejor viste como ayer se
derramaban ciertos recuerdos de mis ojos y mis pensamientos y decidiste
mandarla para consolarme o incluso puede que venir tu mismo. Papá me avisó de
que tenía visita.
Había cambiado el lugar de
encuentro que siempre era neutral y coincidente con mis únicos momentos de
desconexión con el mundo real y la tierra que piso. El lugar perfecto donde me
quedo a andar por las nubes y donde tu me acompañas en mis sueños o en mis
pensamientos inalcanzables. Ayer no. Ayer asomabas por una ventana que me da
luz a mi derecha en esa habitación sin un espacio cerrado que agobie y con la
suficiente altura para creerme que estoy en las nubes y que soy guerrera de mis
propios sueños. Supongo que tu ayer serias mi aliado, y ella el aliento que
presta un alma. Aunque no sepa cual es. Pero un alma sincera que nunca
abandona. Ni en los peores momentos o en los mas delicados. Una gran compañera.
¿Fuiste tu? ¿Fuiste tu el que
decidiste venir a verme?
Seas quien seas, sabido/a de mi
gran amor a ellas, gracias por reducirles su vuelo para incluso llegar a
fotografiarlas y demostrarme a mi misma que su existencia y compañía no es otro
sueño de verano mas, de cuando paseo por mis nubes infinitas.
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