Me concedo un alto en el camino para aplaudirme o mas bien, para apluadir mi cabezonería, mi paciencia, mi indiferencia y mi confianza en aquel todo poderoso llamado tiempo.
Me concedo un alto en el camino para pensar que una de las batallas ya la he ganado, y por consiguiente, tú también. El dolor te hace mas fuerte, aunque te deje postrado en el suelo algun tiempo, pero se aprende que a veces es necesario caer, apoyarse y descansar para subir mas tarde mas confiado y equilibrado. Los saltos de mata a locas y ciegas no son lo nuestro. Al menos, no es lo mío.
En un lugar caotico, en el que reina la unica meta de disfrutar, se dan ese tipo de oportunidades que te hacen pensar en el tipico "ahora o nunca". Ademas, se influyen de esa pócima que te hace descubrir las verdades mas profundas, ya sabes "los borrachos y los niños nunca mienten" y en ocasiones, esa pócima los convierte en ambos a la par.
Y con total sinceridad, en un acto heróico casi, mezclando sentimientos de traición a sí y a los suyos, junto con la necesidad de sentirse libre, de sentir y expresar lo que demasiado tiempo necesitaba soltar, de gritar a ese minúsculo mundo al que azotaban los desaires que por su parte, todo ha terminado. Que todo lo que ocurre no es mas que los descabellados planes de una princesa envenenada de su propia envidia incapaz de asumir sus errores. De un cúmulo de situaciones que creía controlar y que se le han ido de las manos y lucha desesperada por mantenerse en ese tren que le lleve a esa meta que tanto soñaba al precio que sea. Que le siguen unos subditos que babean a cada uno de sus pasos, cegados por el amor que le procesan, que como todo amor, les ciega, y que cuando son capaces de levantar la cabeza y ver mas allá, tambien reconocen a la princesa envenenada.
Le revolvía las tripas de sentirse sucio y juez de algo que no conocía. Le destrozaba los oídos escuchar otros aires diferentes al que le azotaba su princesa. Le pudo la curiosidad y su deseo de verdades infinitas. Se adentró en los laberintos de la verdad, aquellos que recorrían el escenario de la barrera, aquellos que le permitían distanciarse del meollo y ver con mas claridad, y aun así, por miedo a equivocarse y dejar de adorar lo que siempre habia adorado aliandose con el bando que siempre fue su "enemigo", osó preguntar y cerciorarse de lo que veía tan nítidamente. Un amigo no engaña, pero un hermano no defrauda.
- Ella es lo que ves, no hay más. Las personas buenas existen aunque algunos no puedan creerlo o aceptarlo.
- Entonces, todo este tiempo...
- Entonces, todo este tiempo, has estado viviendo en el bando de tu real enemigo. Has obedecido ordenes que te vendían como consejos por tu bien y te has dejado llevar por los instintos y deseos de princesas envenenadas que te han cohibido de los tuyos propios.
- En verdad, no era a ella a la que obedecía.
- Pero él está cegado, y por tu buen fondo, te prohíbias de hacerle daño aunque fuera de una forma indirecta.
- Entonces, ¿ahora qué?
- Ahora, simplemente, piensa en tí y juzga por tí mismo.
El mal gana al bien, porque el mal juega sucio y el bien nunca lo hace...
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