La derrota no es una opción, pues siempre queda una esperanza. Pero incluso cuando la esperanza da paso a la realidad y tenemos que rendirnos, debemos saber que solo significa que hemos perdido la batalla de hoy pero no la de mañana.
Ocurre algo parecido con las derrotas. Si te dejas y te rindes de verdad, olvidas completamente por qué estabas luchando.
Mis batallas son diarias y a menudo salgo herida, unas veces son un simple rasguño y otras me dejan completamente fuera del combate pero no se nota. Son mas mentales que físicas. Supongo que también por eso son mucho mas crueles y dañinas. Es demasiado dificil luchar contra la poca seguridad que uno siente hacia si mismo y la incapacidad y negación a creer algo opuesto por el miedo a caer en una seguridad que te deje en la cola. La virtud del equilibrio de la balanza... cuando el equilibrio es imposible.
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