lunes, 7 de mayo de 2012

Once



Sabía que era una parada casi obligada, pero las obligaciones no existen cuando estas parten desde el mas puro cariño y amor.
Ahora empiezo a sentir aquel refrán que hablaba de comer huevos (y eso que a mí aun no me toca comermelos), ahora empiezo a verte con los mismos ojos y a recibir como imagen a la niña que siempre fuiste, siendo sin embargo, toda una pre-adolescente igual, a veces, de insoportable que todos los que hemos pasado por esa etapa. Y lo cierto es que no sé si me da mas rabia la etapa en sí, o que hayas dejado de ser la niña; aquella Aía sensiblona, timida y pegada a mi pierna, que sólo le bastaba una caricia o un rato de juego para dormirse con la mayor sonrisa del mundo a mi lado.
Ahora la pequeña Aía me pide canciones de "chunda chunda" y reguetton en el coche, y a toda voz (que hasta ahí, lo medio compartimos las dos), se pasa las horas encerrada en su habitación escuchando música y hablando con sus amigas por mensenger, montando bullas por la ropa y apartando los mejores modelitos para las excursiones y ocasiones especiales, suplica poder abrirse un tuenti (bajo la negativa de los adultos y de la única en la que ponía todas sus esperanzas: yo), y llega a casa con la carita sonrojada y el brillo en los ojos por lo que ya empiezan a ser los primeros flirteos.
La pequeña Aía ha dejado atrás las muñecas y juegos de cría, para pedir ropa y una plancha para alisar su rizado pelo, que niega a cortarse porque "mola más largo".

¿En qué momento has llegado a este punto? ¿Cuándo decidiste que te tocaba subir un escaloncito mas de aquello que es tu vida? ¿Cómo has crecido, y yo a penas me estoy dando cuenta?

Hace poco mas de un año que me atrevía a escribirte tu vida desde mi punto de vista, y no queria aceptar que hubieran pasado tantas cosas y que tu hubieras crecido con ellas. Son once años, que ya van dando para muchas cosas, incluso para que crezcas.

Siento mucho si tus esperanzas en mí (aquella que nunca llamaste prima, reservándome una marca de identidad para el resto de mi vida, "Teste", y a la que siempre colocaste en un escalón diferente a cualquiera con quien pudieras compararme, intentando nunca hacerlo), se escapan a las que yo pueda alcanzar y corresponderte dándote el gusto, pero no sabría como explicarte y hacerte entender que cada paso que doy y cada cosa que hago, siempre llevan el sello de "todo mi amor y cariño" inscrito en ellas, y que nunca dejaría que nada malo te ocurriese, aunque fuera una simple mancha de barro en tus pantalones vaqueros cortos favoritos.

Aunque has crecido, aun eres pequeña para que te cuente todas estas cosas a la cara, y me resulta mas fácil darte un gran abrazo, un beso y decirte te quiero como a pocas personas le digo, pero a lo mejor, cuando tu ocupes el puesto que yo tengo ahora mismo (que es bastante complicado y motivador) puedo dejarte este post abierto para que seas capaz de sacar tus propias conclusiones.

No me dejaste el típico papel de prima mayor a la que felicitar los dias señalados y comer arroz los domingos en familia (es más, ni si quiera me decis prima tu hermana y tu), sino que me pusiste en un pedestal tan alto y me rodeaste de una luz de admiración, que cada día hacen que intente darte los aplausos y achuchones que te mereces y engrandecerte con ellos, pero también las miradas matadoras y las regañinas necearias para que en otra ocasion, no venga nadie a hacerlo o ponerte en un ridículo peor. Sé que te duele, pero creeme que más me duele a mi, aunque lo crea necesario.

Crece, y llega muy alto pequeña, pero dejame avisarte desde ya, que para mí (y otros cuantos) siempre seras Aía, la que tenia miedo a las moscas, a las que bautizó como Pepas.

Felicidades gordita

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