Ahora me acuerdo, y no precisamente con agrado, de los días en los que gritaba en silencio "el día que sea mayor... todo será más fácil" y en la cara opuesta de la moneda recuerdo la frase de papá: "bienvenida al mundo de los mayores".
El caso es no estar nunca contento con lo que se tiene.
Lo cierto es, que ahora que soy algo mas mayor que por aquel entonces, preferiría retroceder un poco y volver a disgustarme por no ser la niña con mas barbies en el cole, o con el pelo más largo. Por no ser la que lleva las zapatillas de moda o las uñas pintadas, y seguir destacando por ser simplemente la niña de los vestiditos y los lacitos, que siempre llevaba los deberes hechos a clase y sacaba buenas notas.
Ahora, la parte mas dificl de mi vida es decidir.
Bendito verbo y sus consecuencias: decidir. Quedarte o irte, A o B, cara o cruz... lo malo conocido o lo bueno por conocer, una cosa a solas o varias a la vez, alejarte o intentarlo una vez más.
Cuando una se enfrenta a lo desconocido, llega a la conclusión de que la ignorancia a veces es la felicidad y las barreras se saltan conforme llegan, no las esperas, no las sabes, no tienes tiempo a programar cada una de tus posibles respuestas a cada uno de ellos; pero aquí no sé ya si jugamos con ventaja o con todo lo contrario. Ya se sabe lo que es, ya se han probado todas las cartas, no quedan ases en las mangas ni trozos de tela verde que buscar. Se saben las barreras y se han intentado programar todas las posibles respuestas y las no tan posibles... resultado final: inicio de nuevo.
Quema. Frustra. Mata poco a poco la moral.
Además, opinar es gratis y está mas que permitido, pero vivirlo es otra cosa.
Duele cuando creen que has tirado la toalla, cuando creen que te has rendido y que tiras pro la borda lo mucho o poco conseguido hasta ahora. Yo no quiero olvidarme de nada ni dar la espalda a los sueños, solo pretendía coger un camino paralelo, con otras piedras, con otras barreras, y otros agujeros negros, que a pesar de que puedan doler lo mismo, me permitan sorprenderme de ellos al menos, y no tener que encariñarme con las heridas que causan el mismo camino de rosas y espinas que tanto llevo recorriendo. No. No quiero tirar la toalla, quiero reponerme de este viaje que ya se va alargando demasiado en el tiempo y que a minado esa armadura-podelo-todo con la que me recubría en mi vida.
Es reponer fuerzas y buscar otras ilusiones que den "puntos de vida" como en los videojuegos, y que permitan ganar vidas... vida.
No es apostar por lo fácil como aquel "tramposo" que se coge atajos para ganar... es recuperar las ganas de luchar por algo en lo que se te ha ido la vida... por no decir que la salud. Es poder coger el aire suficiente para soplarle a cualquier imprevisto que surja con fuerza. Es recuperar la confianza que ya no tengo en mí misma, y que sé que los demás tratais de depositarla en mí a base de ánimos y palabras de aliento que en este momento mas que causar ese esfuerzo, suponen mas una carga emocional y presión que mi pequeño orgullo ya no es capaz de soportar.
Cuando uno entra en el mundo de los mayores (no sé exactamente cuándo, la verdad), la única lección que tienes que parender es a tomar decisiones y ser consecuente con ellas.
Yo tengo clara la mía, pero no me siento con fuerzas de lidiar batallas como aquella vez. No tengo diecisiete años, las hormonas revolucionadas y el desafío de quedarme por encima de un grupo de adultos; mas bien tengo la edad suficiente para empezar a plantearte la vida hacia otras metas (y no solo las fiestas jueves-viernes-sabados-domingos-martes y sin hora), las hormonas intentando regularse y las neuronas reponiendose de matanzas previstas y mi único desafío es recuperar la confianza en mi misma y entonces lograr algo.
Ya no me basta la conciencia tranquila, ni el poder dormir por las noches (porque por suerte o desgracia, hace mucho que no sé lo que es dormir una noche seguida...)
Si se me da algo de tranquilidad, yo puedo intentar volver a comerme el mundo.
Sólo silencio. Un silencio en todos los aspectos. Equivocarme sola o ganar sola. Me basta con que esten ahí los justos y necesarios, presentes, no necesito palabras de ningun tipo.
Solo un poco de aliento.