A veces,
cuando me enfrento a una situación determinada, los hechos se me presentan
claros y contundentes. No tengo dudas. Estoy segura. Tan segura como que odio
el pez espada, que me quiten las pipas del montón que yo he escogido y las
mentiras piadosas.
Me llama la
atención entonces que, en algunas ocasiones, esas certezas que en algún momento
fueron tan claras se desvanezcan como un argumento borroso en mi memoria. Como
si las diera la vuelta y encontrara un montón de razones ocultas que dicen lo
contrario y que, ciega por una seguridad arrolladora, en ese momento no pude
ver.
¿Cómo puede
ser que una verdad absoluta de repente se desvanezca como un hechizo?
Si no cambia
la situación y nosotros tampoco, ¿qué es lo que cambió en el medio?
Quien sabe
qué hubiera pasado si yo no hubiera estado tan segura de algo que quizá no era
cierto.
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