jueves, 30 de agosto de 2012

Almas volantes en libertad





Yo no sé quien eres ni quién vuela en ti, pero ambas llevamos muchos años esperándonos en el mismo lugar y a la misma hora durante los mismos meses del año. Son citas sin quedada, en la que una va, y espera a que la otra llegue, y siempre lo hace.
A veces vienes acompañada de alguien mas como tu… yo también, pero entonces decidís esperar (solo os cae bien papá) y volver mas tarde. Si es papa quien está, optáis por dar un par de vueltas mientras hacéis tiempo a que el me llame y yo pueda acudir a nuestra cita.
El otro día fue una cita mas intensa. Tenéis el don de hacer estas los días que me encuentro mas cansada mentalmente, o incluso un poco mas triste o decaída. Soléis aparecer cuando decido abandonarme en mi colchón flotante y no mirar ni pensar en nada/nadie, mientras pienso en absolutamente todo. Entonces os oigo revolotear por mi lado.
El otro día fue mas intenso porque no nos dijimos nada, nunca lo hacemos la verdad, pero pensamos a la vez y aunque suene algo estúpido, tu me calmas bastante solo con dejarme mirarte. Quizás supieras por ciencia vete tu a saber cual… que me vendría bien mas tiempo de ti y algo mas de cercanía, y decidiste quedarte allí, parada en el borde de la piscina, en calma, tranquila y mirándome a los ojos.
Creo que pasamos así cerca de una hora y media (sin exagerar) y cuando ya empezaba a sentirme mejor, decidiste jugar conmigo. Entonces volabas alto y muy rápido de un lado a otro de la piscina y yo iba detrás tuya y justo cuando iba a alcanzarte volvías a alzar el vuelo.

Quizás te admire por eso, por tu rapidez, por tu libertad, por lo bonita que eres y la paz que me dejas.

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