Yo no sé quien eres ni quién
vuela en ti, pero ambas llevamos muchos años esperándonos en el mismo lugar y a
la misma hora durante los mismos meses del año. Son citas sin quedada, en la
que una va, y espera a que la otra llegue, y siempre lo hace.
A veces vienes acompañada de
alguien mas como tu… yo también, pero entonces decidís esperar (solo os cae
bien papá) y volver mas tarde. Si es papa quien está, optáis por dar un par de
vueltas mientras hacéis tiempo a que el me llame y yo pueda acudir a nuestra
cita.
El otro día fue una cita mas
intensa. Tenéis el don de hacer estas los días que me encuentro mas cansada
mentalmente, o incluso un poco mas triste o decaída. Soléis aparecer cuando
decido abandonarme en mi colchón flotante y no mirar ni pensar en nada/nadie,
mientras pienso en absolutamente todo. Entonces os oigo revolotear por mi lado.
El otro día fue mas intenso
porque no nos dijimos nada, nunca lo hacemos la verdad, pero pensamos a la vez
y aunque suene algo estúpido, tu me calmas bastante solo con dejarme mirarte. Quizás
supieras por ciencia vete tu a saber cual… que me vendría bien mas tiempo de ti
y algo mas de cercanía, y decidiste quedarte allí, parada en el borde de la
piscina, en calma, tranquila y mirándome a los ojos.
Creo que pasamos así cerca de una
hora y media (sin exagerar) y cuando ya empezaba a sentirme mejor, decidiste
jugar conmigo. Entonces volabas alto y muy rápido de un lado a otro de la
piscina y yo iba detrás tuya y justo cuando iba a alcanzarte volvías a alzar el
vuelo.
Quizás te admire por eso, por tu
rapidez, por tu libertad, por lo bonita que eres y la paz que me dejas.
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