Los cínicos nos han dicho toda la vida que no podemos hacer lo que deseamos.
Nos piden que nos ajustemos a la realidad, que no nos abracemos a falsas esperanzas. Pero no hay nada falso en la esperanza.
Cuando nos enfrentamos a retos aparentemente imposibles, cuando nos advierten que no estamos preparados para hacer esto o aquello, cuando nos dicen que ni siquiera merece la pena intentarlo porque no lo lograremos, entonces es cuando debemos responder:
¡ Sí que puedo !
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