lunes, 4 de junio de 2012

CAE


Había aprendido a dividir las ganas entre lo que "te da de comer" y lo que "te da la traqnuilidad" consiguiendo mantener la balanza entre ambas en su justo equilibrio. Tres días a la semana en los que te sentías de alguna u otra forma libre, hasta de tí misma, donde los objetivos podían marcarse a corto plazo, porque lo único que había exigiendote, era tu propia conciencia y orgullo de ser un poquito mejor, y conseguir un par de centimetros mas de flexibilidad, apertura, resistencia o firmeza.
Había parendido a pasar 10 horas al día sentada en la misma silla que tantos años venía soportando el mismo peso de una misma ilusión, pero las otras 2 horas del dia se las dedicaba a mi cuerpo, y nunca mejor dicho.
¿Y ahora?
Siento que las ganas se me van, que he tocado un techo que por mas que lo golpeo para seguir creciendo, no se rompe. Como si estuviera sola en medio de todas mis ganas y solo es mi eco el que me empuja a seguir y no caer. A lo mejor es eso que llaman responsabilidad lo que me golpea la cabeza y me hace sentir que lo que antes me daba ese ratito de cambio de "chip", ahora me supone una gran perdida de tiempo.

El problema viene, cuando yo QUIERO, y sé que PUEDO seguir con esto... cuando sé de sobra que, como en pocas cosas, soy buena en estoe campo y me hace verdaderamente feliz. A lo mejor, es el momento, es ese tipo de situación, en el que el problema no es una misma, sino el resto.

En el mundo, no todos van en direccion contraria, excepto uno.

Quiero que sepan, que voy a bailar, aunque pueda ser la ultima vez, que ponga mis pies en un escenario.

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