lunes, 30 de mayo de 2016

Empiezan sus obras. Se cierra mi telón.


Llevo en los pies los zapatos de las caídas estrepitosas, debajo de ellos no me queda suelo, pero el vacío está lleno de golpes que me pegué por inconsciente... y no me importan las cicatrices. Tengo para escribir un libro que hable de perdones que llegan y otros que se dejan ir, de oportunidades fracasadas, del miedo a lo desconocido incluso cuando lo conocido te abrasa y del mar en calma después de ganar una guerra en la tormenta. 

Se llamaría juventud. 

Y le cabría toda una vida.

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