Llevo en los pies los zapatos de las caídas estrepitosas, debajo de ellos no me queda suelo, pero el vacío está lleno de golpes que me pegué por inconsciente... y no me importan las cicatrices. Tengo para escribir un libro que hable de perdones que llegan y otros que se dejan ir, de oportunidades fracasadas, del miedo a lo desconocido incluso cuando lo conocido te abrasa y del mar en calma después de ganar una guerra en la tormenta.
Se llamaría juventud.
Y le cabría toda una vida.