Es hacer que todas las palabras que algún día dijiste en estado de euforia máxima sigan teniendo el mismo sentido en los malos momentos.
Es estar dispuesto a luchar hasta el final y poner las necesidades de otra persona muy por encima de las tuyas.
Es decir adiós al egoísmo, al yo y solo yo.
Es no tirar la toalla en cuanto se avecina tomenta.
No es solo tragarte el orgullo, sino que es dejarlo tirado en la cuneta y abandonarlo para siempre.
Es convertir sus alegrías en las tuyas e ir más allá, haciendo lo mismo con las penas.
Es aprender a ceder y a olvidarte de la ley del talión.
Es saber seguir tirando del equipo cuando haya una lesión.
Es estar dispuesto a poner la otra mejilla.
Es querer.
Es que te quiero.
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