sábado, 19 de septiembre de 2015

Gracias


A veces uno amanece con ganas de extinguirse... Como si fuéramos velitas sobre un pastel de alguien inapetente.
A veces, de repente, nos arden terriblemente los ojos, nos pican y la nariz se hincha. Nos volvemos horribles y en verdad no sabemos del todo por qué, aunque somos capaces de enumerar una lista sin fin de causas.
Y lloramos. Con esas lagrimas amargas como son las que nadie ve. En ocasiones ni tu misma. Solo quieres esa desconexión. Ese "break". Ese desaparecer del mapa. 
Así es la vida, un constante querer apagarse y encenderse. 


Me pidió que levantara el ánimo
Levante la mirada para verle: era lo mismo.

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