Cada vez más creo que la felicidad consiste en ver el valor de las cosas pequeñas.
En dejarse la piel con lo que se sueña y con lo que queremos conseguir. Sí, lo reconozco, creo en la ley de la atracción, pero es que cuando uno desea algo con todas sus fuerzas no es que el Universo conspire en esa dirección, sino que nosotros mismos ponemos todos los medios para que eso suceda. Me ha pasado tantas veces, que a veces me pregunto si habré agotado todos ellos...
Pero entonces le veo, y a sus veintisiete años, ha sido capaz de resumir en solo dos lo que a otros nos lleva una vida entera de orden y buen camino, y a pesar del cansancio, ahora se viste con la ilusión y la felicidad de verse capaz de conseguirlo por si mismo, y de plantarse nuevos retos que le hagan de nuevo mas grande (si cabe).
No te aplaudiré de aquí para atrás, pero siempre tendrás mi apoyo y mi palmadita en la espalda para felicitarte o mi patada en el culo que te levante.
Porque tengo dos cosas muy claras: que la felicidad hay que buscarla y que tenemos tanta fuerza dentro que podemos provocar esa felicidad en nosotros mismos y en los demás.
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