jueves, 12 de marzo de 2015

Autocarteandome


Queridos órganos vitales:
Sí vosotros, esta carta va por y para vosotros dos. 
Vosotros que os estáis poniendo otra vez los guantes para subir la ring, preparándoos para un nuevo asalto sabiendo que puede venir otro golpe, otro drama y esperáis recibir el próximo impacto. Nadie dijo que fuera fácil, pero tampoco nadie contó que doliera tanto. 
Y es que recorristeis tantas veces el mismo camino, intentando correr sin tropezar, manteniendo el ritmo que un día descubristeis incesante a pesar de los daños. A pesar de los años. Acude a tí, mente, de madrugada, y te recorre a porrazos como si de un acto reflejo se tratase, y tú, corazón, que no conoces otra reacción posible, lo escribes a fuego en mi destino. Tratar de seguir sin mirar atrás, como la carrera de fondo que es, pero entre el destino y nuestro recuerdo. Sorteando daños colaterales.
Los días empiezan a estar marcados en el calendario con letras, mas que con números, El matiz del tiempo se ofrece en lo refrescante de la lluvia en los días buenos, y lo quemante del sol en los días grises. 
Entended mis anhelos, mis inseguridades. 
A veces no encontráis todas las respuestas, pero he aprendido a sobrellevar las preguntas, sabiendo que esto se ha convertido en mi mañana y mi tarde y que sigue ahí sin pedir nada a cambio. 
Y tú, cerebrito mío, pides que no me vaya, que no me rinda, y yo, desoyendo las voces de por primera vez, el cuerdo corazón, y con la ilusión que sólo conoce quien se abandona a las locuras, te convierto en acero a tí mi pequeño motor, lleno el alma de luces y los remiendos son las cicatrices que me parten y sanan a la vez.
Se ve que aún no son suficientes caídas, no son bastantes obstáculos esquivados, no hemos traspasado suficientes metas. Es más, yo diría que no hemos llegado a la meta.
Sigamos apostando, por el equipo que sois y el cuerpo que formamos. Por los tres andando juntos. 
Yo apuesto por vosotros, y os admiro por como lucháis, por volver a poneros los guantes, por saber como sabéis y sabemos que luchar duele, pero no luchar, duele más. 

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