sábado, 17 de mayo de 2014

Dejá vù XII


Posiblemente estén tomando café de Pepe tranquilas después de un viaje que habrá sido toda una aventura y en el que habrán hablado menos de la cuenta, para estar atentas más al camino en sí; y Cristina habrá llegado al mismo tiempo para unirse al desayuno. 
Habrán firmado tras darle los buenos días  Trini y quejarse de la calor que hace y de que solo ponen dos de los tres aires acondicionados que hay en el aula. 
Cotillearán y jugarán a adivinar quién será el nuevo individuo que haga (o no) más amena y provechosa la velada. 
Habrán cogido rápido los primeros asientos y el de segunda fila para Mª Ángeles, que no le gusta ya sentarse sola en la otra fila y tampoco tan al fondo con las demás.
Saldrán corriendo en el descanso a pedir platos combinados de pollo asado con patatas o ensalada (según quien siga o no la operación biquini) y añadirán ketchup o alioli como salsa.
Aún me sorprendo cuando hago esto, de aquel examen en el que una de las preguntas que valía un punto era poner el nombre de la chavala de la biblioteca, y pocos fueron los que pudieron contestar, a pesar de que nos pasábamos alli la vida durante la carrera, y que Carmen (que asi se llamaba, y llamará), lo tenía en una chapita identificatiba puesto en la camisa. Hoy, Trini y Pepe son como aquel día Carmen.  

El resto es cuestión de echarlas un poco mas de menos...
... una será mía ...

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