miércoles, 2 de abril de 2014

Siete


Voy a felicitarte pidiéndote perdón.
Perdón por haberte fallado en cierto modo, aunque tu nunca lo dirás, y puede que incluso ni lo hayas echado de menos.
Perdón por no haberte despertado de tu siesta o si no dormiste, por no haber llegado temprano a casa para que abrieras tu regalo en el que encontraras el vestido que te hiciera ser la princesa del día, ni haberte hecho algún extraño peinado, siempre rizado, para esa fiesta de cuento que cada año es tu ilusión.
Perdón por no haber llegado a tiempo para colgarte los globos ni las guirnaldas de turno, por no haber tenido tiempo de organizar alguna sorpresa que complementara tu fiesta como el año de las pinturas en la cara, el de las caretas de animalitos, o los globos que Tello os hizo a todos a cambio de vuestras bonitas sonrisas.
Perdón por no haberte hecho fotos con cada una de tus sorpresas y con cada una de tus amigas.
Perdón por no inmortalizar el momento en el que un breve soplo de aire fresco, se lleva el deseo inocente de una niña sin maldad, y apaga una mínima luz que ilumina tu ilusión.
Perdón por no haber estado a tiempo y ser de las primeras en felicitarte.
Perdón porque quizás el día de mañana (o mañana mismo) puedas enfadarte por no contarte la verdad de los motivos.
Perdón porque hice de tu día especial, uno de los días mas tristes y tu pagaste algunas consecuencias.

A modo de disculpa, yo me comprometo a que aprendas a usar los patines rosas en línea que David y yo te hemos regalado. Me comprometo a pasar algo de mi tiempo empleándolo en que tu puedas lograr ir sola con ellos.

Perdón por no darte el tipo de felicidades que quizás merecieras.
Felices siete. 

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