sábado, 26 de abril de 2014

Dejá vù IX


"Pudiendo ser fáciles las cosas, siempre escoges el camino más difícil Estefanía, el MÁS DIFÍCIL, y no sé cómo, pero tras diez mil idas y venidas, llegas al resultado correcto. No te compliques la vida. Pudiendo hacer las cosas simples y bien, no te las compliques."
Lourdes Campos (profesora de matemáticas)



Gracias.
Pero yo ya había escogido, si se puede decir que pude escogerlo, la que sería mi forma de vida.

... una será mía ...

martes, 22 de abril de 2014

Veintiún días después


Dicen que cada siete años se cambia de gustos pero yo no estoy del todo de acuerdo.
A mi me han hecho falta trece, y en todo caso podría pensar que se ha adelantado el asunto un año: he descubierto que no me gustan los macarrones con tomate.

Ahora somos capaces de saber los días que llevamos sin comerlos (unos 20 exactamente), y no es precisamente para pedirle a mamá que cambie el menú de turno para que los ponga. Mas bien es porque nos falta un comensal, cuyo plato favorito era este.
Los días se van haciendo mas llevaderos, aunque hay rutinas que están tan arraigadas que aun se hacen de forma automática. Sin querer. 
Aun cierro la puerta del salón cuando voy a dormir, y voy mirando al suelo cunado me levanto esperando encontrar un resto de . Aún muevo la silla de estudio despacito para no arroyar a un supuesto que ya no está. Y como esas, muchas.
Ayer no encontré a nadie que cambiara su colchón por el frío suelo de la cocina y el rico olor de la vitrocerámica. No hubo nada ni nadie que me hiciera cocinar la carne y el sofrito a metro y medio de distancia porque un bloque de dieciocho kilos montara guardia frente al horno. No hubo nadie que esperara bajo la mesa sin dormir esta vez, el mínimo atisbo que indicara el fin de la comida. Nadie de nosotros acabó el plato completamente, al igual que tampoco hubo nadie que se adueñara de las sobras, y ¡mira que resultó curioso!, ayer sobró casi más que nunca, y a papá le cayó mas carne y sofrito que nunca. 
Él también se lo dejó.

Todos nos dejamos ayer, allí, el símbolo de tu recuerdo, unos cuantos de suspiros y muchas caricias al alma.

21 días después, aun a veces espero que aparezcas por cualquier esquina. 

jueves, 17 de abril de 2014

The Fianceé XV


Los encuentros mas importantes ya han sido planeados por las almas antes incluso de que los cuerpos se hayan visto. Generalmente esos encuentros suceden cuando llegamos a un límite, cuando necesitamos morir y renacer emocionalmente. Los encuentros nos esperan, pero la mayoría de las veces evitamos que sucedan. Sin embargo, si estamos desesperados, si ya no tenemos nada que perder, o si estamos muy entusiasmados con la vida, entonces lo desconocido se manifiesta y nuestro universo cambia de rumbo.

miércoles, 16 de abril de 2014

Vivir de la Esperanza


Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignididad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la moneda y no me dejes culpar de traicion a los demás por no pensar como yo.
Enseñame a querer a los demás como a mí mismo.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo o en la desesperación si fracaso, mas bien recuerdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo . 
Enseñame que perdonar es signo de grandeza y la venganza señal de bajeza. 
Si me quitas el éxito dame fuerzas para aprender del fracaso.
Si ofendo a los demás dame valor para disculparme, y si los demas me ofenden dame valor para perdonarlos. 
Y si en algún momento, Señor, me olvido de tí, tu nunca te olvides de mí.

sábado, 12 de abril de 2014

Dejá vù VIII


Lo que hoy parece un sacrificio
mañana puede terminar siendo 
un gran logro 
en tu vida

... una será mía ... 

sábado, 5 de abril de 2014

Dejá vù VII


El coraje no es ausencia de miedo
es la conciencia de que hay algo 
por lo que vale la pena arriesgarse

... una será mía ...

viernes, 4 de abril de 2014

Dos días después


Voy a contarte algo que, como otras tantas cosas, no le he contado a nadie y sólo sabrás tú.

Quiero pensar que cuando a alguien le faltan las fuerzas y aun así intenta las cosas, siempre hay algo o alguien que da ese empujoncito que marca la diferencia.
El despertador sonó, pero costaba demasiado volver a hacer frente a la realidad que había. Tras vueltas demás y otras tantas de menos, se ponen los pies en el suelo. 
Así de literal. Así de real. Así de frío todo.
Los desayunos como tantas otras cosas siguen teniendo ese enlace irrompible por el momento hacia tí. Al igual que el estudio, pero también soy consciente que el mundo no puede parar y que el tiempo sigue avanzando tal cual y no se para sin tí, ni yo puedo pausarlo. 
Así que a duras penas he logrado sentarme en la silla y no sé por qué, sigo manteniendo las piernas encogidas por si decides dormir a mis pies; al igual que he movida la silla mirando si pudiera pillarte con las ruedas, pero no había peligro. Ha sido un poco duro y quizás por eso, no sé si de verdad o si ha sido inventado, el olor a suavizante por unos segundos se ha parecido mas a tí, al tuyo concretamente. 
Y he cerrado los ojos, y he respirado a fondo, y he querido pensar, que ha sido un regalito para poder seguir haciendo algo. 

Gracias
Tanto si has sido tú, como si ha sido mi subconsciente, que tan bien ha sabido utilizarte. 

jueves, 3 de abril de 2014

Un día después


Un día después no ha habido buenos días por tu parte como cuando llegabas de la calle con papá.
No has hecho mudanza con la mesilla de noche en mi cuarto, ni me has metido las zapatillas debajo de la cama andando a oscuras hasta lograr tu "lugar perfecto" para dormir hasta que yo me levantara.
No he ido con mil ojos por el pasillo buscando algún resto de tÍ durante la noche.
No he desayunado galletas porque no tenía a quién darle el cuarto que siempre me sobraba, ni tampoco tostadas porque nadie iba a comerse los bordes del bimbo. 
No he tenido que ventilar tu cuarto para ponerme a estudiar porque hoy olía a suavizante de la ropa tendida y ya no tanto a tí.
No he barrido porque tampoco hay nadie que vaya pisando cada matojo de pelusas y pelos que sacaba, y porque los pelos son menos que ayer.
He probado a andar descalza por casa y se me hace raro que al alzar el pie, no se haya convertido en el de un mono peludo.
No tienes la culpa, pero, ¿sabes? no he podido estudiar esta mañana, tampoco hay nadie que me mantenga los pies calentitos cuando se me caen las zapatillas estudiando en la silla.
No hay nadie que me mire raro cuando el sol del medio día entra por la ventana y le deslumbra en los ojos porque hoy no ha salido el sol, y porque ya no tengo que moverte tu colchón para que te de en el lomo y estés mas calentito.
Ya no he tenido que parar de hacer cosas a las 13:30 para organizar la comida, ni a las 14:30 tampoco tengo que ir a recoger a David, porque ya no tengo que salir contigo.
Ya no creo que coma macarrones con tomate en un buen tiempo y mi suerte es que la fruta no es mi fuerte, porque las mandarinas siempre tendrán un olor especial (y la manzana, y el melón...).
Ya no suenan las llaves y el cofre como antes. Ni los despertadores suenan a la misma hora.

Ahora todo es mas silencioso aunque parezca extraño, teniendo en cuenta que tú nunca hablaste. 
Pero es que papá ya no te llama por la mañana con sus prisas por ir a la oficina y tu eterna pereza para los fríos mañaneros; mamá ya no te huye al llegar de trabajar para que no le llenes las medias de pelos, yo ya no me enfado cuando barro y tu andas o correteas por encima de mi montón de pelusas. Tu ya no ladras al primer perro, gato o ser vivo que se te cruza por delante. David ya no se queja de que te metas bajo sus piernas y no le dejes a él estirarlas. Ya no tenemos que cerrar puertas al irnos de casa, aunque yo esta mañana lo he hecho sin querer (será la rutina); ya no hay que hacer malabares para que no llegues al cubo de la basura, ni hay que rellenar tu bebedero de agua cada mañana, aunque yo he ido directa a ver si tenías; ya no habrá lametones al lavavajillas, ni hocicos en la cama para ver si te saco...

Ya no hay nada, sólo recuerdos.

¿Has pasado frío esta noche? Igual ya no lo notas porque estas cómodo allí donde estés, o igual, porque no estás tan lejos de donde creciste y no te pilla tan de sorpresa.

Yo te estoy echando mucho de menos, y me cuenta mas de lo que pensé que me costaría despertar sin tí cada mañana. Al menos, esta mañana, y creo que unas cuantas más.

Igual no te lo dijimos mucho, pero fuiste un gran perro. 
Fuíste un gran amigo.



miércoles, 2 de abril de 2014

Siete


Voy a felicitarte pidiéndote perdón.
Perdón por haberte fallado en cierto modo, aunque tu nunca lo dirás, y puede que incluso ni lo hayas echado de menos.
Perdón por no haberte despertado de tu siesta o si no dormiste, por no haber llegado temprano a casa para que abrieras tu regalo en el que encontraras el vestido que te hiciera ser la princesa del día, ni haberte hecho algún extraño peinado, siempre rizado, para esa fiesta de cuento que cada año es tu ilusión.
Perdón por no haber llegado a tiempo para colgarte los globos ni las guirnaldas de turno, por no haber tenido tiempo de organizar alguna sorpresa que complementara tu fiesta como el año de las pinturas en la cara, el de las caretas de animalitos, o los globos que Tello os hizo a todos a cambio de vuestras bonitas sonrisas.
Perdón por no haberte hecho fotos con cada una de tus sorpresas y con cada una de tus amigas.
Perdón por no inmortalizar el momento en el que un breve soplo de aire fresco, se lleva el deseo inocente de una niña sin maldad, y apaga una mínima luz que ilumina tu ilusión.
Perdón por no haber estado a tiempo y ser de las primeras en felicitarte.
Perdón porque quizás el día de mañana (o mañana mismo) puedas enfadarte por no contarte la verdad de los motivos.
Perdón porque hice de tu día especial, uno de los días mas tristes y tu pagaste algunas consecuencias.

A modo de disculpa, yo me comprometo a que aprendas a usar los patines rosas en línea que David y yo te hemos regalado. Me comprometo a pasar algo de mi tiempo empleándolo en que tu puedas lograr ir sola con ellos.

Perdón por no darte el tipo de felicidades que quizás merecieras.
Felices siete.