viernes, 15 de noviembre de 2013

No necesitas más que un motivo




El miedo o temor es una emoción caracterizada por una intensa sensación, habitualmente desagradable, provocada por la percepción de un peligro real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado.

 En contra de lo que todo el mundo piensa, no es malo sentir miedo. Ya se dijo que quien lo siente, es porque tiene alg apreciado que puede perderlo, con lo que puede sentirse afortunado por sentir miedo. Significa que valora las cosas, o alguna cosa. 
Pero no se puede vivir del miedo. El miedo frena, para, esclaviza a las personas a no seguir adelante y en definitiva a no vivir.
Tu tienes miedo y yo te aplaudo. Ahora si son normales las sensaciones que vives y no tanto las anteriores, pero no puedes vivir en los extremos, no puedes un día comerte tu mundo de azucar y chocolate, viendolo perfecto y como si nada ocurriera y al siguiente, detenerte en el mayor de los fangos que has creado viendolo todo desde abajo, sumisa, petrificada e insalvable de tus miedos escondidos.

Un término medio. Tenemos que buscar un término medio.

Digo tenemos porque delante de la frialdad con la que te hablan mis ojois cuando tu no quieres escuchar mientras lloras, yo trago mares y océanos de saliva y lágrimas, porque como tú, yo nunca dejé de tener miedo desde aquel día. Pero mi miedo es el respeto a algo incontrolable por mis manos o acciones, es el miedo a lo desconocido y a tu dolor que se vuelve nuestro (de todos los que te rodean y te quieren) y es el miedo a no ser capaz de saber llevarlo con el disfraz adecuado que nos haga estar "enteros" sin preocupar al de al lado, que también mantiene la compostura en un equilibrio quién sabe cuánto de inestable.

Hay que seguir. Te lo dije el otro día y te lo repetiré cada uno de los días en que me despierte y cruce mi mirada contigo, y te lo diré sin hablarte. Hay que seguir
Y sabes por qué?

Porque estás VIVA y lo que tenga que ocurrir, OCURRIRÁ IGUALMENTE.

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