martes, 5 de noviembre de 2013

Así, a cuento de nada...


Un día me dio por pensar que me paso la vida boqueando como un pez, la mitad de las veces huyendo de alguna molestia y la otra mitad lanzándome ansiosa hacia algo que promete un mayor placer. Y me planteé si podría servirme de algo aprender a estarme quieta y aguantar un poco sin lanzarme a la farragosa carretera de la circunstancia.

Paré lo justo y necesario hasta darle tiempo a mis impulsos (nerviosos, emocionales... los que fueran) que empezaron a activar cada fibra de mi cuerpo hacie el movimiento. 

Parar no es mi forma de vida. 

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