viernes, 29 de junio de 2012

The Show Must Go On !!





Que empiece la función

Ha llegado el día y como todos mis días especiales, todo debe ir de mal a peor.
Madrugo para acabar un tema del que me queda poco e ir a recoger a María antes de las 10 de la mañana pues a las once, tengo ensayo.

Del ensayo no hay mucho que decir, más que nada porque no fue como lo esperábamos. De cinco componentes aparecimos dos nada mas, la música desapareció y el local estaba ocupado. Pero no pasa nada, cuando se quieren hacer las cosas lo mejor posible, cualquier enmienda se encuentra para que axial sea, axial que convertimos mi salón en un pequeño antro de ensayo y youtube nos hace de Dj. Además tenemos hasta publico, pues María nos aplaude cada vez que acabamos y a optado hasta por aprenderse la coreografía de lo que le gusta.

La tarde no es mucho mejor. Justo hoy que necesito ir más rápido y quiero descansar un poco, todo el mundo tiene sus planes. Me enfado bastante, pero creo que es conmigo misma. Parece que el destino quiere que aprenda de una vez que para cualquier ocasión, uno debe contar con uno mismo nada más, pues nunca se sabe que puede ocurrir y el resto del mundo puede tener cosas mejores que hacer, mas prioritarias (o no) que estar donde tu quieres, cuando axial lo requieres.
Hago la comida deprisa, pero no por ello con menos cariño y la verdad me sale rica. Me esmero porque quien me acompaña a comer es un poco sibarita y ya que me ha pedido ese menú, no quiero fallarle, pero además, es que no quiero que me salga mal nada más.
Ducha rápida y al teatro al último ensayo. Son las cinco de la tarde.

Allá voy, con todo mi vestuario a cuestas bien planchado, mis pinturas y demás arreos en la mochila y la ilusión-tristeza haciendo un pulso con los nervios. Lo cierto es que ninguno de ellos ayudaba.

Pero llegas allí y todo parece de película. Grandes pasillos blancos con camerinos repartidos por ellos con nuestros nombres en las puertas por grupos. Contemporáneo avanzado. Ese es el nuestro (Evita y yo, vamos juntas siempre a todos sitios), y al abrir, me río con esa risilla nerviosa de cría que parece descubrir su mundo de caja de música personal: hay espejos a ambos lados de la sala, con bombillitas a s alrededor, como aquel tocador rosa que tenia de pequeña, en el que maquillaba a mis muñecas. Las sillas son de plástico duro blanco pero con un diseño bonito. Y hay aire acondicionado para nuestra suerte! Al fondo hay una barra con ruedas, donde empezamos a colocar el vestuario. Aparece Eva, que nos da el toque para calentar, pues somos los primeros en ensayar. Entonces, cuando te metes por aquellos pasillos enormes y largos llegas allí, a ese cajón negro enorme que llaman escenario, y delante de él, 700 sillas plegadas de color naranja, que más tarde llenaran familias y amigos.
Primer ensayo: nefasto.
Tengamos en cuenta que es la primera vez que ensayamos os cinco juntos pues entre unas cosas y otras, nunca podíamos todos ir a clase o juntarnos otro día. El toque de atención de Eva es brutal, hasta el punto de pensare si saldremos o no a actuar. Miro a Evita, y lo cierto es que yo ya no se si reír o llorar. Hasta el último día va a dejarme ese mal sabor de boca.
Segundo ensayo: a mejorar
De este no haré descripción, me ha dado tantos malos ratos tantos días seguidos,            que de no ser por Adán y nuestro solo teatral, le hubiera cogido hasta asco al dichoso bailecito.

Vuelvo a casa me ducho y arreglo el pelo, me quito los tres pelillos de las cejas que me sobresalen y me preparo a conciencia para lo que pocos saben, será mi ultimo baile en el CAE. Decido que a pesar de todo, voy a pasármelo bien, pues es lo único que depende de mí, y la única que puedo regalármelo.
A velocidad de rayo, llamo a quien como pocos, son contadas las veces que me falla (y esta, sabia que no lo haría), para que me lleve al teatro de nuevo, pues papa y mama ya están recogiendo al resto para venir a verme.

Maquillaje, maquilladora improvisada de los compañeros, alguna que otra foto y algún que otro ensayo improvisado. Nervios de unos y otros que se contagias con la tranquilidad y disfrute de otros. Yo la verdad es que por sentir, ya no me acordaba ni de que tenía que hacerlo.

21:00h, el teatro lleno y la luz apagada. Somos la primera actuación tras la presentación y estamos colocados en los laterales. Yo soy la única que sale sola desde la derecha, por lo que mis cuatro compañeros están justo enfrente de mí.
Ahora si que lo noto. Empiezo a tener ese sudor en las manos incomodo y ese palpitar que sin tocar, te notas hasta en la garganta. Y calor, mucho calor repentina, que parece que te vas a marear. Entonces te das cuenta que además de los nervios, todo tiene que ver con que te has colocado justo delante de los pocos focos de luz que hay en el escenario y por tanto, además de estar iluminada como nadie, tienes no se cuantos vatios de calor en tu espalda.
Suena la música
Tercer ocho que cuentas
Cierras los ojos
Es la primera y última carrera a un escenario

            Es la última vez, mi última vez, y voy a pasármelo bien

martes, 19 de junio de 2012

Puestos a pedir...



Si tuviera que vivir mi vida de nuevo, la proxima vez me atrevería a cometer mas errores.

Me relajaría, me prepararía y sería mas tonta de lo que estoy siendo en este viaje. Me tomaria las cosas menos mens en serio y aprovecharía mas oportunidades, emprendería mas viajes, subiría mas montañas y nadaría en mas ríos (como los que se va él a echar el día campero). Comería mas helados a pesar de que se me calaran hasta los dientes de leche, y de esas calorias que mido casi de forma involuntaria, para disminuir los numeros de esa cacharra cuadrada que se esconde en el baño. 

Quizas tendría mas problemas reales, pero muchos menos imaginarios.

Soy de esas personas sensibles y cuerdas horas tras horas y dia tras dia, pero intentando ser valiente, a veces, camuflada en la piel de quien no soy, inventando un mundo mejor para el mundo que se viene viviendo. 

Y de esos momentos que te cortan el aire, el habla, que te pinchan los ojos de las lagrimas aguantadas de felicidad... buff, si tuviera que hacerlo, tendria mas de esos momentos. De hecho, intentaría que no hubiera otra cos, solo momentos, uno tras otro, en lugar de vivir tantos años por delante cada día.

Si pudiera volverlo a hacer, viajaria mucho mas ligera de equipaje, y seguiría quedandome con los pies desnudos desde primavera hasta otoño y en actos de osadía, incluso durante el invierno.

Iría a mas bailes y participaría mas en ellos, creyendo lo que hoy a veces me pasa por mente.

Y recogería mas margaritas de las que crecen al borde de los caminos, aunque no les haría tanto caso a sus pétalos.

jueves, 14 de junio de 2012

CAE la ilusión


Son decisiones que por H o por B, tenias en el aire, dandoles la oportunidad de que en un abismo de infinitas posibilidades, alguien viniera a ponerte el camino mas claro. Pero las palabras de aliento y animo se las lleva el viento y tanta crisposidad en la que bailo cegada ultimamente, gana la batalla. 
Tanta nube gris, el ambiente cargado o caldeado, las pocas ganas, los cruces de cables y las indeterminaciones. Los favoritismos, las verdades a medias y las mentiras sin piedad. 
Acabaron con la ilusion de muchos, por fomentar la de un par de ellos o tres. 
Esa fue la conclusión.

Pero no pasa nada, uno no cierra un camino para siempre y menos cuando va en ello genes desde la infancia que cada dia necesitan esa onda que llena los sentidos y mueve hasta el alma. 
Por suerte (o desgracia de otros) hay posibilidades miles, y cuando una puerta se cierra, se abren ventanales. Siempre he dicho que todo ocurre por algun buen motivo, aunque a veces no sepamos cual es, pues bien, quizas sea asi en este caso tambien.

Metodologia para colocar y conocer el cuerpo, y entre amigos, entre los que rebosan las ganas y la ilusion y por qué no decirlo, la profesionalidad, poder montar el espectaculo de nuestros sueños, el que cada uno almacena en su subconsciente. Mezclar cada estilo como se mezclan las ideas y los estados de animo. Usar la realidad como guión de nuestro mundo paralelo y expresar con movimiento lo que nunca supe decir con palabras, por prudente, por conveniencia o por los motivos que fueran.
Es liberarse de la carga que cada dia se acomoda en nuestra espalda y que pesa tanto que a veces no nos permite ni levantarnos de nosotros mismos. Cerrar los ojos, respiar a fondo, darle al "play" y dejarse llevar. No hay más.

Mirar el mundo desde otra perspectiva y comunicarte con la cabeza en el suelo y pisando el cielo. 
No.Definitivamente no.
Aunque deje ese camino, sé que encontraré otro mas a mi medida, mas a nuestra medida. Mas cargado de ilusiones y risas y tambien de cosas que aprender.

martes, 12 de junio de 2012

Fácil, rápido y muy claro

"Sábado por la noche. Me pillé la mano con la puerta de la cocina (soy muy propensa a los accidentes domésticos: soy sagitario y no tengo “conciencia de peri cuerpo”). Me presenté sola en el hospital de Sant Pau porque mi compañero se quedaba a cuidar de mi hija. Me pasaron a la sala de espera. Allí había una niña, venga a llorar. Le pregunté su edad. Tenía 18 años, estudiaba en Barcelona, tenía una otitis. Llevaba dos horas allí. Su familia estaba en Girona. Yo sé que las otitis duelen muchísimo, he pasado alguna. Pero creo que también lloraba porque estaba asustada y sola. Me presenté ante la enfermera. Le dije que por favor le dieran un calmante a esa chica. Me dijo que como enfermera ella no podía administrar nada sin autorización del médico. “¿Y dónde está el médico?”. “Ocupado, y aún puede tardar horas”. Y luego me miró: “Tú eres escritora, ¿no? Escríbelo. Cuenta cómo está la situación”. Y eso he decidido hacer.

Vamos a aclarar las cosas. No están haciendo recortes en sanidad porque la cosa esté así de mal, sino porque la sanidad es un gran negocio, y si se privatiza, al estilo de Estados Unidos, muchos se van a hacer multimillonarios.

Se podría recortar de muchas otras partidas.

Los toros se subvencionan: las fiestas taurinas nos cuestan 564 millones al año en subvenciones.

Los clubes de futbol también, de forma indirecta. Deben 750 millones a Hacienda y 11 millones a la Seguridad Social. De hecho, la UE ya ha propuesto investigar al fútbol español por presuntas ayudas del Estado.

Se podría eliminar los sueldos y pensiones vitalicias y prohibir por ley que los ex presidentes cobren de la empresa privada a la vez que disfrutan de su pensión vitalicia: González y Aznar siguen sin renunciar al sueldo de 80.000 € mientras reciben altas retribuciones de Gas Natural y Endesa, por ejemplo.

Se podría prohibir que un político cobre del Estado y de la empresa privada: Acebes cobra del Congreso y de Iberdrola, por ejemplo.

Se podría recortar sueldos de cargos políticos. Si un ciudadano tiene que cotizar 35 años para percibir una jubilación, no veo por qué los diputados lo hacen a los siete, ni por qué no tributan un tercio de su sueldo del IRPF, como hacemos los demás.

Se podría endurecer las penas contra el fraude fiscal. El 72% de este fraude proviene de las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, y de la banca. Ahorraríamos 90.000 millones de euros.

Se podría eliminar el concordato con el Vaticano. El ahorro final estaría entre los 6.000 y los 10.000 millones de euros. Jesús predicaba la pobreza, y la Iglesia se debe mantener mediante las aportaciones de los fieles, como ya dijo el propio San Pablo.

Esa niña que lloraba en urgencias podría ser su hija. Peor aún, usted podría padecer leucemia. Y si la padeciera, un seguro privado no le ayudaría, porque los mejores especialistas están en la Seguridad Social. Lo sé porque se trata de una enfermedad que he vivido de cerca.

Usted que me lee: tome conciencia, por favor. El fútbol es un negocio. Los toros, una tortura. Los gastos del Congreso, un lujo innecesario. Las pensiones vitalicias, una enorme falta de ética. La fe es una opción. Pero la salud es un derecho."

Lo mismo podría decirse de la educación. ¿En serio vais a permitirlo? ¿o es que os dan alergia las manifestaciones?
Luchemos por lo nuestro, es nuestro derecho. Por una democracia real.

 Lucía Etxebarría

Se ruega no escupir al medico y Guardar silencio



Centro de atención primaria, antes ambulatorio. Entre pacientes esperando turno, acompañando a una persona que necesita atención, aguardas en el vestíbulo, apoyado en la pared con un libro en las manos. Frente a ti, impreso en fotocopia, un rótulo pegado con cinta adhesiva: «El Colegio de Médicos actuará por vía penal contra toda clase de insulto o agresión hacia el personal de este Centro». Al lado, otro de las mismas características referido al Colegio de Enfermeras. Un poco más allá, un tercer cartel: «Se ruega guardar silencio». En la sala de espera hay sólo una veintena de personas, pero el guirigay es espantoso: conversaciones en voz alta, llamadas por el móvil. Parece un mercado. Abundan las protestas a grito pelado, con intención de que las oiga el personal sanitario que anda cerca, en plan estoy citada a las cinco menos cuarto y son menos cinco, qué poca vergüenza, mira qué tranquilas van las enfermeras y nosotros aquí, esperando, menuda pandilla de golfos, etcétera. Todo eso, expuesto con la zafia prosodia que manejamos los españoles en nuestras relaciones con el prójimo. Por supuesto, hay varias señoras de pie y varios fornidos varones sentados, mirando al vacío como si no las vieran.

Con quince minutos de retraso -plazo razonable, dado el trajín y la acumulación de gente-, entras en la consulta acompañando al paciente. Un médico con claros síntomas de agotamiento atiende sin levantar la cabeza mientras rellena los impresos adecuados. Y cuando a una de sus preguntas el paciente responde: «Desde las vacaciones», el doctor levanta por primera vez la cabeza, lo mira sarcástico y comenta: «Yo no tengo vacaciones». Luego procede al reconocimiento, mientras a través de la puerta cerrada llega el espantoso vocerío que continúa afuera, los gritos y las desconsideradas conversaciones en voz alta.Toca ir a urgencias. Como ahí la peña anda más perjudicada, el griterío es menor. Algo. Pero no faltan conversaciones telefónicas, voces en alto y protestas. Por la espera, por la falta de asientos, por no poder fumar, porque no hay máquina de café y refrescos. Todo cristo tiene algún agravio sanitario que exponer, directa o indirectamente, cada vez que asoma alguien del centro. Aguantando estoicas las preguntas, las protestas y los malos modos -con el pretexto de enfermedad propia o cercana, la falta de educación alcanza en lugares como éste extremos inauditos-, dos cansadas enfermeras, con una buena voluntad digna de elogio, se ocupan de todo con mucha mano izquierda, resignación y envidiable sangre fría.Llaman a un paciente. Fulano de tal. No aparece. Alguien comenta que se ha ido, cansado de esperar. No sería tanta urgencia la suya, piensas, aunque procuras no manifestarlo en este ambiente más bien hostil. El próximo paciente es una señora joven, musulmana, con pañuelo en la cabeza, acompañada por su marido, que se levanta para escoltarla. No puede venir usted, dice una enfermera. En urgencias sólo entran los pacientes. Entonces, el marido monta una bronca espantosa. Él no deja sola a su mujer allí dentro, y todos son unos racistas. Él conoce sus derechos. Sale un médico. Intenta convencerlo. El otro levanta más la voz. Racistas, insiste. Al final, claro, entra con la mujer. Entonces todos los pacientes, que habían estado callados mientras las enfermeras y el médico se enfrentaban al marido, estallan en comentarios. Podían irse a que los atendieran en su tierra, y cosas así. Un par de ellos sacan el móvil y se ponen a contar el episodio a su familia, amigos y vecinos. A gritos. Mira tú el moro. Etcétera.Sales al pasillo y vuelves a la sala de espera. Bajo los carteles que piden silencio, el vocerío es insoportable. Zumba la colmena de conversaciones en voz alta, ordinariez, descortesía y comentarios despectivos sobre el funcionamiento de la sanidad pública española. Se cae la cara de vergüenza, dicen. Y todo eso. Por un momento sientes el impulso de levantar la voz, como todos, para decir: «Tenéis una sanidad pública que no os merecéis, tontos del culo. Que no nos merecemos. Una sanidad fantástica. Gracias deberíamos dar por que esto todavía aguante. Que a saber cuánto dura. En vuestra puta vida, en la nuestra, podríamos pagarlo de nuestro bolsillo. ¿Quién os habéis creído que somos?».Es lo que te pide el cuerpo decir. Pero no lo haces, claro. En vez de eso, cierras el pico y te apoyas en la pared bajo los carteles donde se advierte a quienes insulten o golpeen a médicos y enfermeras. Luego abres el libro que traías, haciendo como que lees; mientras, en efecto, se te cae la cara de vergüenza.   

Arturo Perez Reverte


Estamos aquí para ayudarte. Para intentar que todo vuelva a ser como antes de que vinieras a nosotros. Hemos pasado mucho tiempo de nuestra vida sacrificandonos, estudiando sin dormir y sin descanso, apartados de familias y amigos por conseguir estar en este lugar al que has venido a buscarnos. Yo estoy de tu parte, y tu has sido el motivo de lucha de muchos años míos. Pero no hago milagros ni soy todo poderosa. Necesito que tu tambien me ayudes. Un minimo de respeto y consideración mutua son las calves de toda buena relacion... aunque solo vaya a ser terapéutica.

Otra enfermera sin más

lunes, 11 de junio de 2012

Admiraciones Peligrosas



- ¿A costa de qué?
- A costa de lo que sea
- No sabes cuánto te admiro, ojalá yo fuera como tu

La primera, era la pregunta mas formulada por muchos en epocas concretas de mi vida, y la segunda, mi respuesta favorita, siempre la misma, con la misma tonalidad, la misma garra, la misma fuerza y la misma seguridad. La tercera era la parte bonita de los demás, aquellos que en esa sangre hervida de mis venas veían las futuras recompensas; no saben cuán peligrosa puede llegar a ser.
Los puntos suspensivos llegaban en los dias sueltos como los que a veces se vivien. Días en los que "a costa de lo que sea" empieza a desmenuzarse para ser analizado poco a poco. 

Son cosas que se notan en la cara, pero se es incapaz de expresar con palabras. 
Abres los ojos una mañana y todo te parece un poco pesado, gris y de otro mundo; como si en verdad se te estuvieran pasando por delante miles de oportunidades que no quieren ser vistas, mientras tu te empeñas en cegarte en la ùnica que estás empeñada en la seguridad de que te hará feliz.¿Y si no es así? ¿Y si estas perdiendo ese maravilloso tiempo en algo que luego no será nada? No no... "quien algo quiere algo le cuesta y todo esfuerzo tiene su recompensa" (benditas palabras de buenas noches y buenos días que una se repite cada dia para no caer en el intento). Entonces miras a tu alrededor, y son las mismas preguntas qu tanto tiempo atrás: y los demás, por qué hacen...?; Mira fulanito, él si y yo...; Cetanita? pero si ella no... y yo si... ¿En serio el mundo siempre es tan injusto?

Ya he dicho que no sé explicarlo... 

Pero esa sensacion tan absurda de que se te pasan cosas importantes por delante mientras tu te quedas como un pasmarote sin verlas, o sin quererlas ver, acostumbrada a la misma rutina de siempre, a hacer las cosas como los demas esperan y quieren y sacando los pies del plato las minimas veces posibles, para no alterar el equilibrio... sea de quien sea, y a veces no sea el mío. 
Supongo que una se acostumbra a ver pasar los dias conforme estos se van presentado. 
Supongo que son herencias que una va tomando sin querer queriendo.
Supongo tantas cosas que en determinados dias no entiendo...

Sera eso, otro determinado día de esos de interrogatorios sin respuestas...

martes, 5 de junio de 2012

Sentido al sinsentido


No sé por qué, presiento que va buscando algo que no sabe muy bien qué es. 

Quiere creer que la vida es una sola cosa, un bloque entero que se incia al nacer y acaba al morir, y es o bueno o malo, con unos seres que les toca lo bueno, y otros a los que les corresponde lo malo, pero se equivoca.
La vida está hecha de pedacitos sueltos de todos los colores. Cosas que vives, cosas que sueñas, un poco de lo que te dice el vecino, otro poco de lo que imaginas; un trozo de pizza, dos colacaos, una caída y una canción; dos ratitos de domingo al sol, uno de dolor, una zambullida en un mar en calma, una ola despistada que te eleva y otra que te hunde.

Hazme caso, las cosas buenas nunca se dan cuando se piensan mucho, déja espacio para la improvisacion, déjate sorprender.

Ella, dudaba.

lunes, 4 de junio de 2012

CAE


Había aprendido a dividir las ganas entre lo que "te da de comer" y lo que "te da la traqnuilidad" consiguiendo mantener la balanza entre ambas en su justo equilibrio. Tres días a la semana en los que te sentías de alguna u otra forma libre, hasta de tí misma, donde los objetivos podían marcarse a corto plazo, porque lo único que había exigiendote, era tu propia conciencia y orgullo de ser un poquito mejor, y conseguir un par de centimetros mas de flexibilidad, apertura, resistencia o firmeza.
Había parendido a pasar 10 horas al día sentada en la misma silla que tantos años venía soportando el mismo peso de una misma ilusión, pero las otras 2 horas del dia se las dedicaba a mi cuerpo, y nunca mejor dicho.
¿Y ahora?
Siento que las ganas se me van, que he tocado un techo que por mas que lo golpeo para seguir creciendo, no se rompe. Como si estuviera sola en medio de todas mis ganas y solo es mi eco el que me empuja a seguir y no caer. A lo mejor es eso que llaman responsabilidad lo que me golpea la cabeza y me hace sentir que lo que antes me daba ese ratito de cambio de "chip", ahora me supone una gran perdida de tiempo.

El problema viene, cuando yo QUIERO, y sé que PUEDO seguir con esto... cuando sé de sobra que, como en pocas cosas, soy buena en estoe campo y me hace verdaderamente feliz. A lo mejor, es el momento, es ese tipo de situación, en el que el problema no es una misma, sino el resto.

En el mundo, no todos van en direccion contraria, excepto uno.

Quiero que sepan, que voy a bailar, aunque pueda ser la ultima vez, que ponga mis pies en un escenario.