viernes, 27 de enero de 2012

Habrá que participar




Llevo las manos llenas de oquedad, y aunque suene a contradicción, en una tengo un puñado de frustraciones y en la otra un puñado de ilusiones que me he visto a guardar en el cajón de los recuerdos, aunque me gustaría dejar por aquí, en otro momento... pero el trabajo no da tregua y el tiempo no perdona y Cristo mandó al personal agarrar una cruz y a seguirlo.

Ahora es cuando me acuerdo de ella, que desde lejos, cuando me veía acercarme a su mesa, ya me iba avisando: "piensatelo, seguro que es mucho mas fácil de lo que etás pensando"

... no sabía por aquel entonces, que habriría la puerta de aquel mundo en el que me encantaría vivir, crecer y desarrollarme como persona: el mundo de lo complicado, de las limitaciones y los extremos. Aquel que tanta lágrima me hizo y aun me hace derramar a escondidas (se necesita mucha fuerza para saltar todos los "pero's" y el error del débil, es dejar de mostrarse valiente); aquel que me tambalea en el silencio de mis noches de insomio y me replantea teorías tan fundamentadas como la propia relatividad; aquel que pintandomelo todo tan negro, siempre consigo rasgarle ese rayo de luz...

Quizás por eso, nunca me di por venzida (amén, de que la esperanza es lo ultimo que se pierda), y quizas, deba ser así, que con goteras como puños, tenga que volver a tocar con la yema de los dedos aquel rayito de luz por el que me encapriché (aunque nadie lo entienda), y esperar a que pase su debido tiempo para que me crezcan las uñas, que me permitan en vez de rasgar, arrancar aquello que , o , quiero que me pertenezca...

Nunca he pedido nada, pero por na única vez, me gustaría tener por recompensa, aquello por lo que desde hace mucho, he estado luchando.

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