viernes, 17 de junio de 2016

The Fiancée XLI


Cuando era pequeña, siempre soñé con un príncipe que me despertase con un beso del sueño mas profundo, veinte años después me di cuenta de que los sueños se hacen realidad, un príncipe me despertó de un sueño profundo con tan solo una mirada.
Desde ese momento, me di cuenta que no quería otros besos que no fueran los suyos, que mi salvador no era un príncipe sino un héroe... Un héroe que viste combinando según conjuntos que recuerda, que no lleva zapatos sino botas, que se le pegan las sábanas cada mañana y que tiene los ojos hinchados por el cansancio del día a día.
Mi héroe me salvó de caer en el vacío mas profundo el mismo día que lo conocí. Bueno no, a los pocos días de conocerle. Me saca cada tarde del hastío de la rutina con una llamada, me quiere desde el primer momento en el que me conoció sin fiestas ni copas y se enamora incondicionalmente, a pesar de mis demonios, que son muchos. Esos demonios que intento enterrar y que a veces salen, imparables, en forma de ataques de ira o de tristeza y él, mi salvador, los espanta con un abrazo o un beso. Cuando ni yo misma me quiero, ni me soporto, mas me demuestra que estar´´a siempre a mi lado y me recuerda: "Tu medas las fuerzas", cuando me miro en el espejo y me veo horrible, con los ojos inundados de lagrimas, hinchados de llorar o de cansancio, él me dice, que "soy la mas bonita" y cuando no encuentro consuelo, me pide con ojos lagrimosos, "por favor, no llores mas".
Cuando creo que en mi corazón ya no cabe mas ponzoña, me lo recuerda: " eres la mejor persona que he conocido nunca" y me dice: "yo estaré siempre a tu lado".
Cuando soñaba con alguien que me amase así, nunca creí que pudiera ser posible ni muchísimo menos que pudiera ser para mi. 
Mi mayor recompensa es tenerte a mi lado, así tal cual eres tu, que me digas que formaremos una familia, una vida en común. Entonces me doy cuenta que lo único que me hace feliz es verte feliz, que no me arrepiento ni un dolo día de mi vida de haberte conocido, elegirte y decidir que seas ese hombre, para el resto de mis días. Que sacrificaría muchas cosas por ti, a cambio de que fueras feliz siempre, sin condiciones. 
Tu, que me has hecho mejor persona, me has enseñado lo que es el amor y a amar. Tu que ningún hombre se compara a ti, te prometo trabajar cada día para mejorar, para hacerte feliz y nunca separarme de ti, superar todos los obstáculos que nos depare el camino y nunca dejarte ir.

domingo, 12 de junio de 2016

Mi amigo mas fiel duerme. Para siempre.


No hay nadie que tenga mas o menos derecho a sentir, o mas o menos derecho a echar de menos, pero si soy justa, y eso lo aprendí de tí, creo que para mí fue un compañero en todos los sentidos, pero para tí, fue tu otra mitad. Un complemento perfectamente ajustado precisamente por todas vuestras diferencias. Ese regalo de la nada que te concedía la casualidad o el destino.
A tí, papá.

Contigo conocimos la lealtad, la humildad, la obediencia, la gratitud y el amor. Casi todas esas cosas las aprendí de ti indirectamente.
Luego me hice mayor.
A veces sigue doliendo que no estés aquí.
Duele preguntarse si en verdad nos avisaste y no nos dimos cuenta; duele no poder haberte visto porque estaba en la distancia; duele imaginar el ultimo instante de tu vida; pero sobre todo, duele imaginar que quizás, no fuera la única vez que no pude estar para tí. 
Recuerdo cada migaja de gomaespuma de aquel sofá, y cada macetero roto y la tierra esparcida por el suelo de los primeros meses. En aquel momento, quien iba a decir que traerías tanto bueno. Tanta felicidad. También recuerdo cada galleta que comías de mi boca sin rozarme los labios, cada hocicada bajo el brazo y cada siesta sobre tu lomo. 
Te quisimos desde el primer momento, claro que sí. Tenías a penas unos meses cuando llegaste a casa y bastó un fin de semana para hacerte de mi familia. Al siguiente lunes, recuerdo ir en el coche a darte de comer, cruzando los dedos para que no te hubieras escapado y también hubieras querido corresponderme quedándote con nosotros. Así fue. Creo que fuiste lo mas parecido a un hermano que he tenido: alguien con quien crecer, con quien jugar, con quien aprender, con quien ser responsable y llegado un punto y una edad, con quien sincerarme. Siempre atento, siempre escuchando, jamás me juzgaste (aunque de vez en cuando, bostezabas! debía tenerte cansado...). 
Me hiciste daño, te lo hice yo también a ti. Estuviste a mi lado cuando lloraba y lamías mis lagrimas cuando caían por mis mejillas. Dormimos, nos acurrucamos, nos enojamos también. Odiabas que te bañaran. 

¿Dónde estas ahora?

Yo a veces subo las escaleras y vuelvo a hablarte (hablaros). 
No mienten cuando dicen que el perro es el mejor amigo del hombre. Mi mejor amigo me enseño la lealtad en su máxima expresión. Me enseñó a ser feliz con lo que se tiene, a ser agradecida.
Nunca voy a olvidar tus ojos llenos de alegría tras la verja cada viernes cuando aparecía el coche, o cómo ladrabas para avisar de que llegaban papá y mamá por la carretera. Ni tu mirada llena de "gracias" con cada hueso enorme de los de Sebas, o tus maniobras infinitas para escabullirse y entrar en casa cuando estabas castigado. No olvido como enseñabas los dientes cuando algo no te gustaba (o alguien), ni los sonidos cuando brincabas emocionado.
Me quedo con tu cuerpo atlético, fuerte. Esa presencia que imponía tanto como derretían tus ojos de pura dulzura.

Fuiste real y te quisimos mucho, mas de lo que demostramos, e incluso mas de lo que hicimos.

Mil millones de gracias no me alcanzarán jamás, pero gracias amigo. 

viernes, 10 de junio de 2016

Etapas vitales


Piensa como adulto
Vive como joven
Aconseja como anciano
Y nunca dejes de soñar como niño

lunes, 6 de junio de 2016

Y por pedir... necesito:


Anoche, en uno de los ataques de estornudos interminables que no ayudan a conciliar el sueño, me dio por pensar en las necesidades que nos creamos. Esas que nos inventamos cuando tenemos mas que cubiertas las que de verdad son importantes. Llegué a la conclusión de que la salud es lo único realmente imprescindible, la nuestra y la de aquellos a los que queremos y, que mientras contemos con unos análisis en los parámetros adecuados, no tenemos derecho a quejarnos. Pero eso es la teoría. 

También pensé en lo mucho que fallamos en nuestro día a día, tanto en lo profesional como en lo personal. Nos lamentamos mas de la cuenta de las pequeñas frustraciones que nos recuerdan que estamos en pleno partido, esas que en realidad nos deberían motivar para saltar al campo con mas ganas y tirar a portería las veces que queramos. Recuerda que esto no acaba hasta que suene el pitido final.  Y se supone que hay tiempo... 
A raíz de este rato "tan agradable" me di cuenta de las necesidades que tengo hoy por hoy... 
Necesito conversaciones de ese tipo en las que arreglas el mundo y te quedas con ganas de seguir intentándolo, de esas que te recuerdan por qué es importante para ti la persona que tienes enfrente. 
Necesito aprender que hay cosas que escapan de nuestro control y que el futuro es eso que vamos construyendo aquí y ahora. Sí, necesito mimar mi presente.
Necesito viajar para acortar distancias, necesito sinceridad a raudales y reírme de los imprevistos. Necesito parecerme menos a una cajeta de palomitas (tan cuadrada como dice él). 
Necesito escuchar esas voces que me recuerdan quien soy, esas que hacen del teléfono el mejor invento. 
Necesito un buen libro en la mesilla, necesito leer y escribir, porque lo segundo sin lo primero es imposible. 
Necesito ver una sonrisa en la cara de ciertas personas y esto es puro egoísmo, ya que tienen el inmenso poder de contagiármela automáticamente, porque su felicidad es la mía. 
Necesito esperanza, porque sin ella me veo incapaz de dar un solo paso y también ilusiones que estén a mi alcance, no esas que se disipan cuando te vas aproximando a ellas. 
Necesito que ganen los buenos, esas personas que van de frente por la vida y que, a base de esfuerzo y hacer las cosas bien, recogen los frutos merecidos. 
Necesito no perder mi capacidad de asombro, necesito no acostumbrarme y disfrutar de cada segundo.

Si.
Lo necesito. 

miércoles, 1 de junio de 2016

Y se hizo la luz.


A veces nuestra propia luz se apaga y se vuelve a encender por la chispa de otra persona. 
Todos tenemos algún motivo para estar agradecidos a aquellas personas 
que han vuelto a prender la llama 
dentro de nosotros.