martes, 5 de abril de 2016

Algo así quiero ser yo


Admiro al que se levanta cada mañana con mil problemas, aturdido, con la mente a mil por hora y no se queja. Al que al ducharse y salir a la calle a por algo tan simple como el pan le supone un mundo, pero ni los miedos le frenan. Al que intenta reponer sus fuerzas luchando contra sus propios demonios, como si de un sistema autoinmune se tratara. 

Los admiro porque tienen la valentía suficiente para enfrentarse a ellos mismos. 
No necesitan a nadie. Se levantan solos.
No se quejan. No se rinden. 
No descansan en su propia guerra ni desisten. 
No hablan de encontrar salidas, las buscan y las encuentran y luego, si es necesario, las celebran.

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