Cruzaste mi cielo.
Lo partiste en dos.
De pronto, pintaste de blanco todo lo que era azul. Dibujaste una línea que marcó un antes y un después.
Y de repente, todo cobró sentido.
Y es que cruzaste mi cielo y supe volar y volar contigo.
Supe despegar del suelo, tocar las nubes y sentir el sol.
Me hiciste conseguirlo.
Porque todo fue luz, cuando cruzaste mi cielo.
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