Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres.
Una desesperada y perpleja que siente que se está ahogando...;
y otra que salta a la acción, como si fuera un escenario, disimulando sus verdaderas emociones porque ellas son la debilidad, la impotencia, la desesperación...
y presenta al mundo sólo una sonrisa, ímpetu, curiosidad, entusiasmo e interés.
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