lunes, 13 de octubre de 2014

Ya no...



Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida que no me apetece perder mas tiempo con aquello que me desagrada o hiere.
No tengo paciencia para el cinismo, criticas en exceso y ni exigencias de cualquier naturaleza.
Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de querer a quien no me quiere y de sonreír para quien no quiere sonreírme.
Ya no dedico ni un minuto a quien miente o quiere manipularme.
Decidí no convivir mas con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos.
No consigo tolerar la altivez académica ni soporto los conflictos absurdos ni las comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de caracter rígido e inflexible.
En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar. Las exageraciones me aburren.

Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia.

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