domingo, 17 de agosto de 2014

Veintiséis veranos


Han pasado calendarios y se han despoblado los minutos de mi vida
y aquellos amigos a quienes di un nombre y una historia, 
no sobrevivieron a mis guerras.
Ahora, en tiempos de deshielo, 
cuando la infancia y la responsabilidad adulta juegan a los dados con mis manos,
 pido a veces asilo entre mis juguetes, 
aquellos que tanto me entendieron hace tiempo, 
aunque sea ya una extranjera. 

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