Hoy me he despertado, he intentado que no se notara que miraba allí arriba mas de la cuenta.
Ha hecho calor, mucho, tanto que he vuelto a quemarme, pero de vez en cuando he notado una leve brisa que me erizaba la piel. Quizá me equivoque, pero he querido pensar que has soplado cada una de las velas que te venían tocando. Aquí hubieran sido mas de las setenta, allí quizás lleves otra cuenta, no importa, lo importante es celebrar el día.
Me gusta pensar que allí, en aquella fiesta que hayas celebrado, has estado mas rodeada de seres queridos, de los que te vinieron rodeando en los ultimos años aquí, tu sabes, las mismas excusas inexcusables: las prisas, el estrés, los planes ya hechos, los compromisos... cualquier cosa que parece tan sumamente importante, en la que un festivo señalado de rojo en el almanaque, pueda pasar a segundo lugar.
Mi amiga no vino a verme este fin de semana. Papá dice que este año tardará en venir porque ha hecho mucho frío y aun tienen que acabar de formarse. Para alguien que cree en la ciencia como yo, es lo mas lógico y razonable; pero mi amiga es especial, es algo fuera de lo biológico y del reino animal. Prefiero pensar que está entretenida ayudandote a establecerte, ayudandote a que te acostumbres a esa nueva forma de vida que sólo vosotros sabeis cómo es. Espero que sea, porque está lo suficientemente liada contigo, como para hacerme una visita (casi obligada ya).
Si dejara de venir a verme, lo entendería y no me moletaría, aunque le echaría de menos.
Si viniera de nuevo, sola, pensaría que acude a su cita especial conmigo, para envolverme de esa magia que solo ella me hace creer.
Si viene acompañada, doble, pensaré que tú te has sumado a ese ritual de caricias en verano, en forma de rapidos vuelos.
Feliz no-cumpleaños
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