Te escribo porque no sé hacer nada mejor que esto, porque me cuesta menos que decírtelo a la cara y porque es de las pocas cosas que me niego a dejar de hacer. ¡Porque me apetece, vaya!
Te escribo porque hoy, una vez más, quiero decirte que te quiero; y verás, te lo digo de veras, porque así lo siento, porque me sale, porque me lo ha dicho mi corazón esta mañana, anoche y seguramente mañana repitamos, igual que hace tanto tiempo aunque parezcan dos días.
Te escribo porque quiero que sepas que mi sonrísa a veces tiene tu nombre y que el mariposeo en el estómago, cuando no es hambre, también.
Al final va a resultar que sí, que eres tú el que consigue que la felicidad cobre protagonismo y no pueda tener mejor compañero de vida.
Te escribo porque un día nuestros caminos se cruzaron, quien sabe por qué, pero lo hicieron aun pudiendose cruzar con yo que sé cuantos más, pudiendose perder y llegar a otra hora, otro día y porque no, otro año; pero lo hicieron llegando a tiempo, al mismo lugar y decidiendo no elegir ningún otro.
Y no se si es suerte, destino o casualidad, pero bendito el día en que se junto todo esto para juntarnos tu y yo.
Te escribo para que sepas que te seguiría eligiendo todos los diís de mi vida y que me quedo contigo pasen las tormentas que pasen, porque oye, bajo la lluvia también te quiero.
Te escribo para que sepas que no se si estamos hechos el uno para el otro, pero que si hemos llegado hasta aqui, es porque seguimos eligiéndonos cada día y eso es como estar hechos el uno para el otro.