No quería encontrar el amor.
Pedía tener a alguien que se preocupara por mí, alguien que si se levantaba por la mañana antes que yo me mandara un mensaje de buenos días, alguien que me animara a a gastar mis quince minutos de descanso para llamarle y decirle:
- Te he echado de menos...
Son pequeños detalles solamente, un whatsapp diez minutos antes de salir de trabajar que ponga:
- Estoy aquí abajo, hoy te llevo a casa.
Alguien a quien abrazar porque sí; que se tirase en el sillón a ver una película soportando pelos en la cara, pies fríos en los gemelos y suspiros de aburrimiento u ojitos tristes a veces, para que cambie el canal si la película es de acción y/o sangrerío. Que sintiera esa mala gana de levantarse a por lo que a mi se me ha olvidado traer justo cuando él esta perfectamente acomodado.
Discutir porque yo quiero playa aunque se vaya el sol o ni si quiera este en la calle, y él a pesar de estar en plan gruñón, sea un gruñón gratificante, que disfruta solo porque me ve sonreír.
Alguien a quien cogerle mucho mucho coraje por no haber aparecido antes.
Alguien que entienda mi historia, que haya caminado por un camino tortuoso parecido al mío, pero con sus propios matices, con los zapatos igual de gastados y los bolsillos llenos de historias; que sepa lo que es el dolor, lo que es sufrir por alguien que no te ha valorado, o luchar por algo que estuviera perdido, que diera oportunidades a quien no las mereciera...
No quiero amor y tampoco personas que crean en el amor.
No es necesario.
Quiero un corazón que lata, unos ojos que brillen, besar unos labios que hayan sido mordidos por rabia, darle el calor de una mano cuando roza la espalda, hacer reír a la garganta que un día se quedó sin voz, ilusionar a alguien que viviera en modo "gris" y hubiera dejado de soñar.
Lograr hacer sonreír con el cariño que le das a alguien es quizás de las cosas mas increíbles que puede hacer una persona por otra.