Por esas tardes de chocolate y dulce que valen mas que cien viajes por el mundo (aunque tampoco les hagamos ascos).
Porque hay mil maneras de arreglarme el día y te las conoces todas. No sé cómo, pero lo hace. Al igual que si quisiera, tampoco nadie conocería como él, como amargarte el día, la semana o el año, pero nunca aparece el motivo necesario para que decida hacerlo.
Siempre nos lo dijeron: acabarás con quien menos te lo esperes.
Mucho mejor, las cosas planeadas suelen salir mal, mejor darse a la improvisación.
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