miércoles, 27 de marzo de 2013

No pudo la esperanza...





Que me perdone quien tenga que hacerlo si digo que no siento como en otras ocasiones lo he hecho, que la Esperanza se quede en casa. 
No me vestía con la misma ilusión, y lo único que me daba cierto empuje a pisar las calles con esa penitencia era el peso de la tristeza y un pequeño broche que cierra malamente los pellizcos de la mantilla, pero que abrocha el recuerdo de quién se fue.
Una semana después, siento no sentirme con la misma sensación de paz que has dejado en tus hijos (a fin de cuentas, los que mas importan). Me prometí hace casi cinco años saldar la deuda que me había quedado con él, y ya ves, volvió a ocurrir, en la noche y sin hacer ruido te marchabas de la noche a la mañana.
De nada me servía (ni sirve) ya el consuelo que algunos me quieren hacer ver, de aquellas mañanas a primera hora viendo a Don Raimundo, a Doña Isabel, o a Doña Ana, ni cualquiera de las otras acciones que por gusto o por obligacion hice por tí. Tenía pensado el jueves ir por la mañana para cuando pasara el médico, escuchar los resultados de las últimas pruebas, y darte la comida que tan costosa se te hacía a tí y los demás. No me diste tiempo. 
Supongo que por algun motivo, el de allí arriba no quiso darme esa tregua mental.
Si te soy sincera cada noche cuando me acuesto me venís ambos a la memoria... y me rio yo sola imaginando vuestro reencuentro, a mi suponer entre risas, echandoos en cara el poco tiempo que la distancia os ha dado ¿cómo el perro y el gato que no saben estar separados?, pues igual. 
Esta tarde salir a la calle con ella a la espalda hubiera sido demasiado bonito al igual que triste; hubiera sido una gran y cruel penitencia, al menos para mí. Solo fue un año cuando al abrir las puertas y salir por ellas, estabais los dos esperando. Los dos siguientes la lluvia no lo permitió, y al tercero él ya no estaba y tu sóla no podías. Este año sería el primero sin los dos, y quiero pensar que ella, a la que tanto devoción le tenemos, también ha intercedido de la única manera posible para quedarse en casa este año y todos pudieramos ahorrarnos el mal trago, y así, al menos uno de todos los que llevamos en estos ultimos días. 

Ya lo hablamos las dos solas, mientras tu dormias eternamente y a mi me quedaba el resto de mi vida por delante:  
"No encontraré forma de disculparme por todo aquello que pude y no hice y por las veces que te fallé"

Lo siento.

domingo, 24 de marzo de 2013

No significa que no lo notes..


Mi dentista dijo una vez que dejar ir es como sacarte un diente:
Cuando te lo sacaste, te sentiste aliviado, pero ¿cuántas veces pasaste tu lengua por el espacio donde estaba?. Probablemente cientos de veces al día. Solo porque no te dolía, no significaba que no lo notases.

Deja un espacio y algunas veces te ves a ti mismo extrañando terriblemente; vas a darte un respiro, pero .. ¿debiste mantener el diente?. No, porque causaba dolor; entonces, sigue adelante y dejalo ir.

miércoles, 20 de marzo de 2013

martes, 19 de marzo de 2013

Son mas que siete años


Dicen que el amor dura siete años.
Ahora sé sincera y contéstame: ¿serías capaz durante siete años de entregarte a alguien sin reservas, de darlo todo sin limites, sin dudas ni temores, sabiendo que esa persona a la que quieres mas que a nada en el mundo olvidará casi todo lo que habreis vivido juntos? ¿Aceptarías que tus atenciones, tus gestos de amor se borraran de su memoria, y que la naturaleza, a la que le horroriza el vacío, llenará un dia esa amnesia con reproches y anhelos no cumplidos? Consciente de que todo ello es inevitable, ¿encontrarías pese a todo la fuerza de levantarte en mitad de la noche cuando la persona a la que quieres tiene sed, o simplemente una pesadilla? ¿Tendrías ganas todas las mañanas de prepararle el desayuno, de velar por distraerla todo el dia, divertirla, leerle cuentos cuando se aburra, cantarle canciones, salir porque necesitará que le dé el aire, incluso cuando hace un frío helador? Y, al llegar la noche, ¿ignorarás el cansancio, iras a sentarte al pie de su cama para aplacar sus miedos y hablarle de un porvenir que, irremediablemente, vivirá lejor de tí?. Si tu repuesta a cada una de esas preguntas es sí, entonces perdóname por haberte juzgado mal, sabes de verdad lo que es amar.

- ¿Me estas hablando de mamá?
- No querida, te estoy hablando de ti. 

Este amor que acabo de describirte es el de un padre o una madre por sus hijos. Cuántos días o cuántas noches pasados velando por tí, al acecho del mas mínimo peligro que pudiera amenazarte, mirandote, ayudandote a crecer, secando tus lágrimas, haciendote reir; cuántos parques en invierno y cuántas playas en verano, cuántos kilometros recorridos, cuántas palabras repetidas, cuánto tiempo dedicado a tí. Y, sin embargo, sin embargo... ¿a qué edad se remontan tus primeros recuerdos de infancia?. ¿Te imaginas hasta que punto hay que amar para aprender a no vivir más que por tí, sabiendo que olvidarás todo de tus primeros años, que en los años venideros sufrirás por lo que no hayamos hecho bien, que llegará un día, irremediablemente en que te separarás de nosotros, orgullosa de tu libertad? ¿Sabes cómo se sufre el dia que un hijo se va? ¿Te has imaginado si quiera el sabor de esa ruptura?. Voy a decirte lo que ocurre, uno estará ahí, como un idiota en la puerta mirandote marchar, convenciendose de que tienes que alegrarte de esa partida necesaria, amar la despreocupación que te empuja y a nosotros nos desposee de nuestra propia carne. Una vez cerrada la puerta, habrá que volver a aprenderlo todo; volver a aprender a amueblar las habitaciones vacias, a no acechar ya mas el ruido de tus pasos, a olvidar esos crujidos tranquilizadores en el pasillo cuando vuelves tarde por la noche, y uno se duerme por fin tranquilo, mientras que entonces tendrá que tratar de conciliar el sueño, en vano, puesto que ya no volverás. 
¿Ves hija mía?, sin embargo, ningún padre ni ninguna madre se vanagloria de ello. En eso consiste amar, y no tenemos elección puesto que os queremos.

domingo, 17 de marzo de 2013

The Fianceé II


¿Sabes por qué tú?

Bueno, te cuento que como casi siempre suele pasar tu eras de aquellos que me juraba a mi misma que no serías, pero también fue porque me supiste demostrar lo que querias de verdad. Puede que influyera aquella situación que nunca supe entender, cuando siempre que me llegaba algo relacionado contigo agachaba los ojos y sonreía tímidamente rezando para que nadie viera mis mejillas sonrojadas. Quiza por aquella manera tuya de estar sin hacerte notar, quedandote en la ultima fila desde el principio hasta el fin, ganando asientos en el enfoque de mi mirada...
... pero sobre todo es por la sensación que da tenerte cerca, como si todo de repente, estuviede bien.

viernes, 15 de marzo de 2013

Y de repente...!



Es feo llegar a sentir que la vida se nos acaba, que no tenemos ganas de nada, que a veces estamos solos y que nadie nos entiende.
Y es que a veces nos ahogamos en un vaso de agua, no vemos lo que hay a nuestro alrededor porque solo nos detenemos a sentir ese terrible dolor. Un dolor que puede ser causado por una tonteria y que no vale la pena sentirlo tan terriblemente.
A veces creo que debemos dejar de sentir y pensar.

sábado, 9 de marzo de 2013

Mira desde la barrera



Si sientes que estás a punto de estallar en palabras, cálmate, siéntate y respira profundo. Piensa tranquilamente la situacion y no te dejes llevar por el enojo, porque tal vez y sin querer, puedes llegar a herir con tus palabras a personas que jamás quisierás dañar.

viernes, 1 de marzo de 2013

4402


Tal vez muchos se sigan preguntando si el destino existe o simplemente tal vez muchos sigan creyendo que solo nosotros manejamos nuestra vida, pero si algo aprendí es que la historia de cada persona tiene ambas cosas a la vez, pues muchas veces somos víctimas de sucesos imprevistos y muchas otras somos nosotros quienes ocasionamos aquellos sucesos. 
Al final, las consecuencias son significados de actos, pero por mas que sepamos a dónde ir y qué hacer, hay una fuerza detrás de nosotros que nos dirige, y es ella quien nos lleva a cosas inesperadas. No siempre mandamos en nuestros pies, a veces el corazón o la misma conciencia se interpone y sin quererlo nos lleva a un lugar distinto. 
Es a eso a lo que llamamos destino. 
Pero espero que sepas muy bien que a veces hay que ser paciente, pues el destino jamas termina de escribir el cuento. Esa es nuestra tarea.