Cualquier persona normal, en un día normal, actúa de forma normal. Ella no.
No era un día normal aunque alguna que otra vez había pasado un poco de puntillas por él para evitar echar de menos las cosas simples que la gente normal tenía a su disposición en ese tipo de días y que para ella, la distancia, las circunstancias y cualquier razón que se pensara, podría formar parte del día y de las excusas para que no se diera como hubiera soñado.
Este año no iba a ser diferente, pero ir entrando en ese mundo llamado "adulto" y la aparición de ciertos regalos con textura a yogur, le habían dado un toque diferente. Se había despertado con ganas de dulzura, aquella que sin pedir nada a cambio, siempre iba regalando a traves de su sonrisa, y que decidió aumentarla a base de churros y chocolate. Había pasado el dia tranquila en casa para no alterar demasiado las horas que la hacían tener una arruga mas en su cuerpo, y un claro dolor de oídos bien por los tirones o por las llamadas que había recibido y miles de experiencias pasadas (buenas o malas) sobre la espalda, aquella que a veces tanto le dolía.
Se había propuesto no llegar tarde a lo único que había quebrantado sus reglas de rutina para este día, pero si lo conseguía, hubiera dejado de ser ella y tampoco podía permitirselo. Dos horas antes había pedido cita en el taller, para revisar si toda ella estaba preparada para simplemente dejarse llevar y disfrutar. Taller de chapa y pintura, algunas cosas que tirar al desguace, otras tantas que recuperar del desvan de las piezas perdidas, ajustes de cables, limpiar de gases y ruidos que contaminen cualquier cosa que pueda vivir y por ultimo, lavado y secado.
"Mírate al espejo, y cuando creas que no puedes estar mas bella, pinesa que siempre falta un retoque"
... se me olvidó decirte que ese último retoque te lo proporcionará la luz que se desprenda de tu mirada al ver cómo cada una de las personas que te quieren (y tu sabes quienes son), te deseen de la mejor forma que sepan, todo su amor y felicidad durante un nuevo año más. Pero sobre todo, el retoque mas perfecto es aquel en el que te ves tan blanquita, tan frágil, tan dulce, tan pequeña y feliz como solo un niño puede verse al tener entre sus manos ese yogur que tanto le encanta.
Algunos necesitan muchas cosas, tu aprendiste a no pedir, quizas por eso, te llegan las que mereces: las que te enseñan y las que te hacen feliz.
Feliz cumpleaños
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