Aun recuerdo aquella frase de aquel libro.
En ese momento supe que sería la que reservaría eternamente para ese momento especifico que, a día de hoy, también se que llegará, pero no significará ni una mínima parte de lo que un día pensé que sería.
Hoy no es ese día, pero sí el momento perfecto, aunque aun no lo reconozca como tal.
Hace tiempo que las cosas no salen tan programadas como yo las tenía en mi vida. Las cosas no van en el orden que imaginé, de la forma que esperé... es como si de repente, la vida me hubiera zarandeado todo mi mundo de piezas, letras y números cuadrados a la perfección para ponerlos patas arriba. Espabilarme y sacarme de mi mundo perfecto de tetrix. Un cuadrado que se ha vuelto laberíntico y que cada día me supone una nueva aventura que no sé que tipo de final deparará o si es un caso de los que quedan abiertos con el típico "continuará". Ese suspense que no puedo manejar y tanto me incomoda porque no me permite prepararme para nada en concreto y me hace sentir pequeña e indefensa.
Hace tiempo que me perdí. Me perdí en mis proyectos, me despedí de mis ilusiones y me bajé de mi carro. Y me frustré. Con mis preguntas y mis sin respuesta, con mis decisiones y mis no soluciones, con mis movimientos de ficha que me dejaban en el mismo lugar o tocando mas retirada.
Absurdo. Así te parece todo. De repente lo que en su día era una batalla de pasos ganados hacia una meta que era tu mundo, hoy lo cuestionas hasta el punto de no saber si fue el camino correcto, si lo hiciste por devoción o simplemente por orgullo.
Y tu castillo de naipes cae. Se derrumba. Y tu te quedas atrapada debajo viendo como una a una, todas las cartas que te jugaste van perdiendo ese sitio estratégico donde las pusiste. Y no haces nada porque no sabes qué hacer, o simplemente ya no te apetece hacerlo.
Entonces comienza esa lucha interna. Es muy difícil explicar la bipolaridad. Pensar "A" y actuar en "B". Tirar de un carro que tiene el freno echado y conseguir que ande aunque se a regañadientes. Exigirte desde el lado más cómodo del sofá. Y no parar. No parar ni cinco minutos psicológicamente, mientras asistes a un caos físico que no te menea del sitio.
Sentirte un poco publico de tus propias no-actuaciones.
Luego aparece ese día en medio de un torbellino hormonal-neuronal-celular o vete a saber, que lejos de traer la calma, te trae ese punto de inflexión caótico que te marca el fin-comienzo de etapa. Y es cuando se confirma todo sentimiento anterior. Tu boca dice "sí", tu cuerpo te esta gritando "no", tu cabeza te empuja, tu corazón te retiene, y algo dice: BASTA.
Pagina 584:
"No, lo siento.
Suerte es el nombre que se le da al éxito de los demás. Yo he cambiado de cartas y he ganado la partida. No he tenido suerte, lo he hecho muy bien.
El arte de vencer, se aprende de las derrotas. De ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo. Porque a veces el vencedor, es simplemente un soñador que nunca ha desistido".
Te vistes de blanco por fuera y de miedos por dentro. No llevas zapatitos de cristal sino unos zuecos color azul que te llevan a salvarles. Entras en lo que será tu/su segunda casa y en ese momento te das cuenta:
Tienes tu premio.
Disfrútalo.
El mérito solo ha sido TUYO
y no le temas al tu propio
ÉXITO.
y no le temas al tu propio
ÉXITO.