Quizá nos hayamos hecho un favor mutuo las dos.
Quizá, hablando con ella y dándole mi simple opinión, me daba a mí misma los verdaderos motivos por los que sigo luchando por una causa que a veces parece perdida.
Aire fresco entre las decepciones con mi único objetivo y meta.
Una tregua a mí misma y mis pensamientos de "imposiblidad".
Un pequeño empujoncito hacia adelante y un gran salto emocional.
Que rabia da saber hacer sentir a los demás tan valiosos y capaces en sus objetivos y no ser capaz de mirar en un espejo y ver la capacidad propia. Creer que el resto tiene unas cualidades determinadas qeu les facilita el camino y que tú, por h o por b, no reunes esas condiciones necesarias (que ni si quieras saber cuáles son) para conseguirlo igualmente.
Entonces te das cuenta que todo son simple excusas. Pretextos para no sentirte tan culpable por algo que solo está en tu mano. Despistes y engaños para una conciencia que aunque tranquila, se altera y se siente dolida por la sensación de pérdida de tiempo, con la que se acuesta algunas noches.
Hoy no me siento satisfecha, pero sí esperanzada.
Por algo se empieza... o se sigue.